Nos imaginamos el discurso movilizador del descanso, las ganas colectivas de decirnos que todavía todo es posible, que ese pequeño gol tardío no es nada cuando todavía quedan 45 minutos para empujar… Y apenas 10 segundos después del disparo enviado, patatras.
Este es el percance que les ocurrió a los jugadores del FC Midtjylland el jueves por la noche durante el partido de la Europa League contra el Steaua Bucarest. Al ir al descanso perdiendo 1-0, los daneses concedieron un segundo gol al comienzo de la segunda parte, en una estrategia, todo hay que decirlo, inusual. El jugador que ejecutó el saque pasó el balón directamente a su portero, mientras casi todos los demás jugadores, incluidos los defensores, se encontraban en la línea media para lanzarse muy rápidamente al campo contrario.
Excepto que el balón nunca llegó. El pobre Olafsson se vio sorprendido por la presión de Birligea, que logró bloquear el balón. Todo lo que tuvo que hacer entonces fue empujarlo hacia la portería vacía.
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Los daneses nunca pudieron recuperar el terreno de juego y al final perdieron dos goles a cero en el campo de Bucarest. Esta victoria permite al Steaua asegurarse un lugar entre los ocho primeros de la competición a mitad de esta primera fase, justo por delante del OL, mientras que el Midtjylland cae al puesto 13.
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