El Barça está de dulce y así quiere seguir. Los de Hansi Flick, tras el último parón de selecciones, cuentan sus partidos por goleadas. Cinco goles al Sevilla, cuatro al Real Madrid en el Bernabéu y tres al Espanyol en el derbi en la Liga. A ellos, deben sumarse los cuatro goles que le metieron al todopoderoso Bayern de Múnich en Montjuïc en la tercera jornada de esta primera fase de la Liga de Champions.
La maquinaria está totalmente engrasada y se presenta de nuevo en Europa dispuesta a lograr ante el Estrella Roja un par de objetivos. Uno, de hecho, llevará al otro. Como se advirtió ayer a Hansi Flick en la rueda de prensa previa al partido, el Barça tiene una asignatura pendiente en la Champions con los partidos que juega lejos de casa. Es cierto que el pasado curso, con Xavi Hernández en el banquillo, ganó en el Parque de los Príncipes en la ida de los cuartos de final (2-3) y que derrotó al Porto en la fase de grupos (0-1), pero también cayó ante el Amberes y el Shakhtar Donetsk. En los dos años anteriores, todavía fue peor. Intrascendente victoria ante el Viktoria Plzen (2-4) y derrotas en Milán contra el Inter y en Múnich ante el Bayern en la 2022-23 y más de lo mismo una temporada antes. Victoria en Kíev, pero derrotas en Múnich y Lisboa contra el Lisboa. En ninguna de las dos temporadas, el Barça pasó de la primera fase. Y a todo ello, se pueden sumar las ya históricas derrotas con eliminación de Liverpool, Roma o Turín.
Por si fuera poco, el actual Barça, que vuelve a meter miedo en Europa, perdió en el único desplazamiento europeo, el que disputó en Mónaco, si bien es cierto que el encuentro estuvo condicionado por la temprana expulsión de Eric Garcia. Olvidar aquel accidente y volver a ganar en la Champions como visitante es uno de los objetivos a cumplir. Lograrlo llevará al segundo objetivo, que no es otro que acercarse a la clasificación para la segunda fase.
Tras el partido ante el Estrella Roja, se habrá llegado al ecuador de esta primera fase y sumar nueve puntos acercaría mucho a los azulgranas al objetivo final que, como ayer mismo reconoció Flick, no es otro que estar entre los ochos primeros clasificados en esta primera fase y tener así ya ligada la clasificación para los octavos de final sin tener que pasar por una repesca.
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Tras el encuentro de Belgrado, quedarán los partidos ante el Brest, Dortmund, Benfica y Atalanta. Una victoria hoy haría que no se jugasen con urgencias.