Tampoco deberíamos esperar que Trump ofrezca muchas garantías de seguridad a Ucrania como parte de una paz negociada. Una forma de seguro podría ser la membresía en la OTAN, pero Trump nunca lo permitirá. Le resulta molesto que EE.UU., basándose en el artículo 5 de la Carta de la OTAN, esté obligado a ayudar a otros Estados miembros si son atacados.
Con Trump, la OTAN estará bajo alta tensión, siendo el escenario mínimo que ejerza una fuerte presión sobre los aliados europeos para que paguen más por la defensa, y el escenario máximo sería que permita que Estados Unidos abandone la alianza. Mientras tanto, es bastante concebible que retire las tropas estadounidenses de Europa del Este.
Con Harris en la Casa Blanca, el futuro de la OTAN estaría asegurado por el momento. Harris seguirá inicialmente la línea de Biden, también en lo que respecta a Ucrania. Sin embargo, es de esperar que el cambio de poder en la Casa Blanca, junto con la situación más apremiante en el campo de batalla, sea un momento para reconsiderar la guerra prolongada.
El hecho de que Harris no tenga las mismas décadas de experiencia en Europa (del este) que Biden y que provenga de la costa oeste y no de la costa este puede marcar la diferencia. Harris también apretará las tuercas entre los aliados europeos para que paguen más por la propia defensa de Europa, aunque sólo sea porque Estados Unidos está dirigiendo cada vez más su atención a China.
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