TRES AMIGOS de Emmanuel Mouret: la reseña de la película

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Dos años después de su encantadora Crónica de un romance fugazEmmanuel Mouret regresa con un duodécimo largometraje, todavía dedicado a la exploración de sus temas centrales y rodado según los códigos de su estilo único y reconocible. Con su fiel compañero Vincent Macaigne como narrador y un (muy) excelente reparto compuesto por India Hair, Sarah Forestier, Camille Cottin, Damien Bonnard, Grégoire Ludig y Éric Caravaca, tres amigos Sigue las trayectorias de tres amigos (es como Port-Salut, está escrito por todas partes) y sus aventuras románticas. Joan lucha por encontrar de nuevo las ganas de amar tras perder a su marido al que acababa de dejar, de ahí su sentimiento de culpa. Alice está teniendo una aventura sin saber que su marido también la tiene. Y Rebecca ve a un misterioso hombre casado que la hace feliz.

No hay nada más parecido a una película de Emmanuel Mouret que otra película de Emmanuel Mouret. En varios largometrajes, el cineasta ha experimentado con un tipo de cine específico. Las historias cambian un poco pero el estilo y la temática siguen siendo los mismos. Una vez más después Las cosas que decimos, las cosas que hacemos o Crónica de un romance fugazMouret habla de las vicisitudes del amor, un sentimiento caprichoso que se asemeja a un diamante con 1001 reflejos. Hay reflejos de encantamiento, pasión, poesía, ironía, tristeza, alegría, crueldad, sufrimiento, magia, ternura, desilusión… Ninguna historia de amor es igual a otra pero todas tienen un principio fundacional en común, el amor es un maravilloso suspense pero nosotros Puede dejar algunas plumas en él.

Como siempre, estamos en casa en Emmanuel Mouret. Nos dejamos llevar por su estilo deliciosamente prolijo, nos arrullamos por este ritmo con olor a Woody Allen, nos dejamos llevar por estas aventuras románticas que se cruzan y se entrelazan, por estas cosas contadas que necesariamente nos hablan de cerca o de lejos, porque todo Es muy universal con él. Todo ello gracias a unos actores maravillosamente dirigidos. tres amigos no os desviéis de la regla de la costumbre. La película no nos toma de la mano y nos hace girar al ritmo de las danzas amorosas que disecciona con diversión, ternura o melancolía. Y funciona, como siempre, aunque tengamos en cuenta el riesgo de desgaste. Al hacer siempre más o menos lo mismo (dicho esto, con ajustes e ideas añadidas – aquí duelo), Emmanuel Mouret se expone al peligro de la repetición, como un tal Quentin Dupieux, por ejemplo. Afortunadamente para él, la hora del cansancio aún no ha llegado. Crónica romántica con tonos cruzados entre el vodevil y el cuento, tres amigos todavía conserva ese loco encanto de Mouret y no le falta ni inspiración ni sustancia. Está claro que el tipo es fuerte.

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