La Plataforma 2 // De Galder Gaztelu-Urrutia. Con Milena Smith, Natalia Tena y Hovik Keuchkerian.
la primera película La plataforma golpeó fuerte al sumergir a los espectadores en una experiencia intensa, brutal y profundamente impactante. La idea de una sociedad jerárquica y compartimentada, donde la supervivencia sólo era posible compartiendo, era un concepto a la vez aterrador y cautivador. Sin embargo, ante esta esperada secuela, es difícil no sentir una inmensa decepción. Plataforma 2 No deja de recrear el impacto de su predecesor ni de aportar ninguna novedad real. La película se pierde en una serie de escenas vacías y confusas, dejando al espectador con ganas de más. Uno de los puntos fuertes de la primera parte fue su potente mensaje sobre el individualismo y la solidaridad. Este microcosmos de una sociedad piramidal, donde cada nivel representaba un nivel en una lucha por la supervivencia, ofrecía una sorprendente metáfora de las desigualdades sociales. Desafortunadamente, Plataforma 2 parece contentarse con repetir este mismo mensaje sin darle la misma profundidad.
¿Crees que podremos poner orden en el infierno de la Plataforma? Y si es así, ¿quién puede hacerlo?
Ciertamente, el concepto de supervivencia a través del compartir sigue siendo central, pero esta vez se introduce en forma de ley impuesta por un líder carismático que parece un gurú. Esta transformación de la moralidad de la primera película en una regla absoluta no aporta nada nuevo. La película se aventura en una dirección más filosófica y metafórica, pero nunca logra extraer de ella ningún significado real. Mientras que la primera obra dejó intrigantes zonas grises, esta secuela nos sumerge en una niebla de preguntas sin respuesta. El espectador se encuentra contemplando símbolos sin ninguna explicación real, lo que puede frustrar más que fomentar la reflexión. Los mensajes son más implícitos, por supuesto, pero nos queda la impresión de haber presenciado una serie de escenas abstractas sin verdadera coherencia narrativa. Una de las cualidades notables de la primera película fue su atmósfera claustrofóbica y angustiosa. Los protagonistas, atrapados en sus suelos, se enfrentaban a un dilema moral constante.
Cada nivel representaba una trampa, y esta sensación de encierro contribuía en gran medida a la tensión dramática. Plataforma 2por su parte, pierde esta intensidad al darle a los personajes la posibilidad de cambiar de piso casi como quieran. Esta libertad de movimiento diluye el efecto de puerta cerrada que hizo que la primera película fuera tan opresiva. Además, el efecto sorpresa, elemento clave de la primera obra, ya no existe. El espectador, que ya sabe lo que le espera, ya no se deja estremecer por el shock inicial. La película parece entonces luchar por mantener una atmósfera que provoque ansiedad, a pesar de algunos intentos de incluir escenas más violentas y sangrientas. Pero estos elementos sangrientos no son suficientes para compensar un escenario confuso que parece perderse en una avalancha de efectos estilísticos inútiles. La primera parte dejó deliberadamente ciertas preguntas sin respuesta, lo que aumentó su misterio. Esperábamos que esta secuela proporcionara aclaraciones o incluso profundizara el universo. Sin embargo, Plataforma 2 no ofrece ninguna respuesta satisfactoria.
Peor aún, el escenario se vuelve más confuso y el espectador se encuentra tratando de comprender una cadena de acontecimientos sin pies ni cabeza. Mientras que la primera película utilizaba áreas grises para dar que pensar, esta secuela las acumula de manera desordenada, dejando la impresión de un trabajo inacabado. La segunda mitad de la película incluso se vuelve burlesca, lo que hace que todo sea aún más difícil de seguir. La batalla final, que supuestamente traería un resultado, se pierde en una escalada de absurdo, dejando un sabor amargo. Ni siquiera el final, que pretende ser una precuela que explique ciertos elementos de la primera película, logra corregir la situación. En lugar de resolver la intriga, sólo aumenta la confusión general. como la saga Cubocuyas secuelas habían diluido la intensidad y originalidad de la primera película, Plataforma 2 es parte de esta línea de secuelas inútiles que luchan por justificar su existencia.
Si bien la primera película logró cautivar con un concepto innovador y una poderosa reflexión sobre el individualismo, esta secuela no ofrece más que un reciclaje de lo ya dicho, pero con menor impacto. Las escenas son más violentas, ciertamente, pero carecen de la profundidad que hizo que la original fuera un éxito. Obviamente, el director quería hacer demasiado, complicando innecesariamente un concepto que funcionaba mejor en su simplicidad. Al intentar dar cuerpo al universo, la película se pierde en metáforas huecas y en una estética pseudointelectual que acaba cansando. En conclusión, Plataforma 2 es una decepción en todos los ámbitos. A pesar de una atmósfera fiel al universo de la primera película, la trama confusa, la falta de desarrollo de los personajes y la ausencia de novedades reales hacen que esta secuela sea un fracaso. Si te encantó la primera parte, corres el riesgo de salir frustrado de esta experiencia, porque no aporta nada más y, peor aún, deja una sensación de asuntos pendientes. Una oportunidad perdida para un concepto que merecía algo mejor.
Nota: 2/10. En definitiva, un mal plato recalentado al vacío.
Lanzado el 4 de octubre de 2024 directamente en Netflix