Manon, periodista de Flair, ha decidido vivir seis meses en Barcelona. Cada semana nos cuenta su experiencia como expatriada en España, su sueño desde siempre.
Me mudé oficialmente aquí en junio y no he vuelto a Bélgica desde entonces. Han pasado más de tres meses desde que regresé, ¡pero octubre está a punto de revertir la tendencia!
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Regresaré a Bélgica dos veces este mes. Las razones son simples: primero tengo la boda de un par de amigos, y luego, el cumpleaños número 30 de un amigo. Aunque me obligue a ir y venir entre Barcelona y Bruselas, lo que más me hace feliz es encontrar a mis amigos, más aún en este contexto lleno de amor y alegría. Espero volver a ver las sonrisas de mis amigos, abrazarlos y decirles cuánto los extraño. También tengo muchas ganas de pasar tiempo con mis padres y contarles las mil aventuras que estoy viviendo aquí en Barna.
Acostumbrarse a una nueva vida
Vivir en el extranjero era mi sueño y lo estoy logrando desde hace varios meses. Esta vida en Barcelona es magnífica, pero debo admitir que a veces extraño muchísimo a mis amigos y a mi familia. He hecho nuevas amistades, y más que eso, he conseguido formar nuevos grupos de amigos con los que salir, comer algo, tomar algo, hacer deporte… ¡Es simplemente genial! Esta experiencia me hace crecer cada día un poco más.
Creo que mudarse al extranjero es realmente una experiencia enriquecedora en muchos sentidos. Esto nos permite descubrir nuevas culturas, aprender una lengua extranjera y adaptarnos a diferentes estilos de vida, lo que fortalece la capacidad de adaptación a los cambios y nos ofrece una mayor apertura de mente. Vivir en el extranjero trae nuevas oportunidades personales, al mismo tiempo que ayuda a ganar autonomía y confianza en uno mismo.
seres queridos desaparecidos
Pero ya veo, esta aventura no está exenta de desafíos. Extrañar a amigos y familiares puede ser particularmente difícil. Lejos de tu red habitual, a veces puedes sentirte aislado, especialmente al principio, cuando los puntos de referencia aún están en construcción. Mantener conexiones a larga distancia requiere tiempo y esfuerzo y, a veces, la distancia puede crear una sensación de desconexión emocional. Los momentos en los que sentimos una gran necesidad de apoyo emocional pueden ser difíciles de gestionar a distancia, a pesar de las videollamadas que nos permiten mantener el contacto (¡gracias a Dios que existe!).
Volver a casa y ver a mis seres queridos me llena de alegría, porque sé que los reencuentros, cuando se vive en el extranjero, son un momento lleno de emociones intensas. Es un regreso a lo básico, donde cada momento se saborea con mucho cariño. Encontramos caras conocidas, lugares llenos de recuerdos y conversaciones en las que nos sentimos plenamente comprendidos, sin la barrera del idioma o las diferencias culturales, porque eso, nos guste o no, importa mucho a pesar de todo. Este regreso le permite reconectarse con sus raíces, compartir los fuertes momentos vividos en el extranjero, mientras revive la calidez de los momentos compartidos con sus seres queridos. Estas visitas de octubre, aunque breves, sin duda nutrirán mi corazón y me permitirán partir con una sensación de plenitud y energías renovadas.
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