Ginia, de 16 años, dejó su pueblo rural hacia la ciudad de Turín con su hermano. La ingenua adolescente disfruta de una vida de pequeñas cosas en la que trabaja como costurera en un taller de moda. Sus modales sencillos seducen a Amelia, quien a pesar de su corta edad, lleva una existencia considerada profana bajo la Italia fascista.
Amelia, llevada a la pantalla por Deva Cassel, es alta, hermosa, temeraria y modelo para un pequeño círculo de pintores de Turín. Ginia, la joven buena en todos los sentidos, se deja atrapar por el magnetismo de la transgresión y desarrolla una pasión devoradora por su amiga. Con un mimetismo casi inquietante, Ginia abandona su pasión por la costura, despreciada por el pequeño mundo burgués de la pintura, para intentar convertirse en modelo, como quien se convierte en objeto de sus fantasías, su amiga Amelia.
Este romance entre dos mujeres, en una Italia encorsetada, describe los contornos de una relación que es a la vez tóxica e inmadura. La protagonista, interpretada por Yile Yara Vianello, da sus primeros pasos en la “zona prohibida” no sin tropezar. Al estar cerca de su amiga, Ginia cambia y se disfraza, lastimándose. Un malestar admirablemente transcrito en una escena en la que la adolescente se desnuda ante los pintores para acabar llorando ante la amarga desilusión de haber puesto un pie en un mundo que no puede ser el suyo.
La película “La Bella Estate”, basada en la novela homónima de Cesare Pavese y presentada en el Festival de Locarno, es la tercera película de Laura Luchetti. Gracias a su dominio de la iluminación y a su cuidadosa transcripción de la decoración y el vestuario de la Italia fascista de finales de los años 30, la directora italiana crea un largometraje que merece ser visto.
Deva Cassel convence como una joven con una belleza hipnótica y una inclinación vampírica.
La Bella Estate podrá verse este miércoles 27 de noviembre en los cines franceses.
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