Sentada con las piernas cruzadas en su salón y con aire serio y serio, Cécile Siméone, ex presentadora de televisión convertida ahora en diseñadora de interiores, se dirigió el sábado a sus 72.000 suscriptores en su cuenta de Instagram. La ex empleada de Canal+ afirma haber sido atacada por un ciclista en un semáforo en rojo, cuando acababa de pasarle en coche.
Según su relato, los hechos tuvieron lugar el viernes, en una carretera que une la localidad de Sainte-Foy-lès-Lyon con Lyon. “Como todos los días, tomo el camino hacia Fontanières, que es muy sinuoso, muy estrecho y de doble sentido”, contextualiza primero Cécile Siméone, recordando que se dirigía a su lugar de trabajo.
“Tal vez pensó que había caminado demasiado cerca de él”.
“Paso a un ciclista y luego lo veo moverse por mi espejo retrovisor”, continúa. “Me digo a mí mismo que no debe ser feliz. Tal vez pensó que me había acercado demasiado a él, lo cual no es en absoluto el caso. »
La interiorista se encuentra entonces parada en un semáforo en rojo. Siempre según su versión de los hechos, el ciclista lo adelantó y aparcó su bicicleta junto al parachoques. Luego baja la ventanilla y le pregunta en tono firme qué está haciendo. “No tengo tiempo para terminar la frase, este señor me golpeó”, dice.
“Ayer recibí un puñetazo. No me empujaron, ni me abofetearon, ni me tiraron del pelo. No, recibí un puñetazo”, continúa, visiblemente todavía marcada por los acontecimientos. “No tengo nada, no te preocupes. Tuve la suerte de girar la cabeza y lo atrapé con la oreja. Bueno, todavía me duele el cartílago, pero todo lo demás está bien”, asegura después.
“Está mal gestionado, hay aberraciones”
La expresentadora luego explica que no presentará denuncia. “No voy a ir a una comisaría y cabrear a la policía durante cinco horas con mi foto de este tipo por detrás”, explica, describiendo a su agresor como un hombre de unos sesenta años con barba blanca.
Cécile Siméone aprovechó la oportunidad para destacar la política de la metrópoli de Lyon en términos de planificación, mientras los cargos electos intentan dar un lugar privilegiado a la movilidad blanda. “Está mal gestionado, hay aberraciones (…) Hoy en día, un coche en Lyon no supera los 30 km/h, las motos van más rápido que nosotros (…) Muchas motos no respetan el Código de circulación. Es la verdad y crea este tipo de tensión”, concluye.
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