Con mirada franca y sable en mano, Carlos III luce orgulloso en este retrato firmado por Hugo Burnand, el fotógrafo de su coronación, presentado al público el 29 de junio de 2024, siendo la foto tomada en noviembre del año anterior. El soberano, con uniforme de almirante de la flota de la Royal Navy, no tenía idea de que esta foto oficial, la primera desde el anuncio de su cáncer unos meses antes, sería un fracaso.
Fotografiado en un pasillo del Castillo de Windsor, mostrando el collar y la placa de la Orden de la Jarretera, la insignia de la Orden del Cardo, la Orden del Mérito, la cadena de la Real Orden Victoriana y muchas otras condecoraciones, el rey posó para una fotografía destinada a instituciones británicas. De acuerdo a Los tiemposes un esfuerzo inútil. ¡Nadie lo quiere, o casi! Aunque ofrecido de forma gratuita, el retrato de Carlos III sólo atrajo el 30% de los lugares donde podría haberse expuesto. En concreto, el 73% de los departamentos gubernamentales, organismos autónomos o autoridades locales encargaron la fotografía pero sólo el 30% de los municipios, consejos parroquiales y consejos comunitarios supuestamente la solicitaron.
Una masacre en el ámbito hospitalario ya que sólo el 3% de los establecimientos sanitarios aceptaron exhibir esta nueva foto de Carlos III. La misma lucha ocurre con las universidades y diversos centros de enseñanza, ya que sólo el 7,4% de ellos han colgado en sus paredes la imagen del soberano uniformado. Y sólo el 25% de las iglesias del país se han inscrito para recibirlo. Un verdadero desastre para el gobierno británico que gastó más de 3 millones de euros para imprimir y distribuir estos 20.500 retratos ofrecidos a los servicios públicos.
Y ahí es donde radica el problema. Desde principios de año, se anima a las instituciones británicas a registrarse lo antes posible para demostrar su deseo de recibir esta majestuosa fotografía. El Gobierno considera entonces normal que lugares públicos y otros “tengan la oportunidad de conmemorar este momento (nota del editor: la subida al trono de Carlos III), de reforzar el sentimiento de orgullo nacional y de reflejar esta nueva era que comienza. Al rechazar los obstáculos por parte de los servicios en cuestión, el coste de la operación les sorprende.
“Es vergonzoso que tanta gente viva por debajo del umbral de la pobreza”, escribió un profesor en las redes sociales, mientras otros comparan a Carlos III con María Antonieta. La tradición del retrato oficial exhibido en las entidades públicas del reino se remonta al reinado de Isabel I. La iniciativa pretendía dar un rostro humano al Estado y a la Corona. Según el Guardiánalgunas personas refractarias incluso se permiten parodiar la foto. Un profesor de Yorkshire descubrió cómo utilizarlo: “Lo pedí cuando supe que se había desperdiciado tanto dinero público en un proyecto tan vanidoso. Lo colocamos en una oficina, lejos de los estudiantes, y cada semana pusimos un La cara que está arriba esta semana es William Shatner”, confió al diario el pasado mes de mayo. Este último es conocido por su papel del Capitán Kirk en la serie de televisión. viaje a las estrellasen la proa del barco Empresa. El director de la empresa bien podría sentirse ofendido.
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