La euforia por la victoria del 5 de noviembre aún no ha disminuido cuando ya se sienten fuertes tensiones en Mar-a-Lago (Florida). Según varios medios estadounidenses, la omnipresencia de Elon Musk junto a Donald Trump está haciendo temblar a muchas personas en el entorno del presidente electo. Y la semana pasada, este malestar latente degeneró en una “gran discusión” en la residencia del multimillonario. ¿Los protagonistas? Elon Musk, por supuesto, y Boris Epshteyn, asesor del futuro presidente desde hace mucho tiempo.
Según Axios, el empresario y el abogado discutieron en plena cena en un salón de Mar-a-Lago, ante unos invitados atónitos. Todo empezó cuando, durante una discusión de alta tensión, Elon Musk acusó a Boris Epshteyn de haber filtrado información a los medios sobre la formación del futuro gobierno. Según los informes, el abogado respondió que no sabía de qué estaba hablando su interlocutor. No está claro si el presidente electo estuvo presente durante el incidente, descrito como “una gran explosión”.
El equipo de transición de Donald Trump y Elon Musk declinaron hacer comentarios sobre el asunto. Epshteyn también intervino. Las personas que frecuentan Mar-a-Lago desde las elecciones no se sorprenden por esta espectacular disputa. De hecho, varias fuentes han confiado a Axios que familiares y asesores de Donald Trump habían “sintido el aumento de la tensión” entre los dos hombres durante las reuniones. En particular, parece que Boris Epshteyn se sintió ofendido por las preguntas de Elon Musk sobre las calificaciones de los candidatos a puestos dentro del gobierno.
El hombre más rico del mundo ha sido designado para encabezar una comisión llamada a recortar el gasto público. Pero los desacuerdos sobre cuestiones de fondo y las personalidades de los dos hombres podrían causar revuelo en el incipiente romance entre Elon Musk y Donald Trump. Aquí es donde podría quedarse atascado:
Elon Musk es conocido por su obsesión por el trabajo y reivindica un estilo de gestión “incondicional”. No duda en realizar despidos acelerados o insultar en público la inteligencia de sus empleados. Donald Trump, cuyo lema es desde hace tiempo “estás despedido” cuando presentó el programa “El Aprendiz”, exige lealtad absoluta a sus allegados y no duda en enfrentarlos entre sí, según antiguos asesores.
“El cambio climático es real. Dejar (el) Acuerdo de París no es bueno para Estados Unidos ni para el mundo”, escribió Elon Musk en Twitter en 2017. Desde entonces, ha matizado sus comentarios. Abiertamente escéptico sobre el clima, Trump debería retirar una vez más a su país de este acuerdo destinado a limitar el calentamiento.
Musk hizo parte de su fortuna con la venta de coches eléctricos, pero también invirtió en el desarrollo de baterías y paneles solares cuando Trump se centró en el sector de los combustibles fósiles.
Trump amenaza con aumentar drásticamente los derechos de aduana sobre los productos chinos, a riesgo de provocar una nueva guerra comercial con Beijing. Sin embargo, China es un mercado importante para Tesla.
Conocido por recortar el gasto de sus propias empresas, a Musk se le ha encomendado la tarea de reducir los del gobierno federal. Pero reducir los costos podría resultar más fácil de decir que de hacer, ya que algunos funcionarios electos republicanos ya han expresado su renuencia a revertir programas útiles para su reelección.
El riesgo de conflicto de intereses es grande en el sector tecnológico, con Musk acumulando rivalidades en Silicon Valley.