“En ningún momento di autorización alguna para transmitir mi música allí. Afirmo que nunca lo habría regalado”, escribe el artista en sus redes sociales.
“Mis canciones no están hechas para el marco político, pertenecen al público y sólo al público”, continúa el intérprete de “Face à la mer”.
El cantante se opone “firmemente” a que su música “sea apropiada por cualquier partido”. Jordan Bardella, candidato de RN en las elecciones europeas del 9 de junio, habló el domingo ante más de 5.000 seguidores en el Paris Dôme.
“Paul École, autor del texto +1 987 + y yo, deploramos una grave violación de nuestros derechos morales ya que mi trabajo está asociado a un discurso político”, concluye el músico que “se reserva el derecho de dar seguimiento judicial a este asunto”.
¿Qué recurso?
Los partidos políticos “a menudo argumentan” que basta con estar al día con la Sacem (Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música), explica Pierre Lautier, abogado especializado en derechos de autor. Pero la Sacem, “que gestiona los derechos de explotación” de la música, “en ningún caso tiene prerrogativas sobre los derechos morales”, continúa.
Es evidente que, paralelamente a declarar el uso de una obra a la Sacem, se debe solicitar permiso a un artista o a sus titulares de derechos para el uso de una obra.
“En el derecho francés, un artista puede argumentar que no tenía intención de asociarse con una ideología política”, explica Me Lautier. “O que un grupo político, con un logo y unas siglas registradas, es como una marca, que debe solicitar autorización para asociar la música a una barra de chocolate o a un lavavajillas”.
