Es una tradición de la que la familia real inglesa nunca se aparta: cada año, cuando se acerca el aniversario del armisticio de 1918, sus miembros se reúnen en el Royal Albert Hall para asistir al festival del recuerdo, organizado por la Legión Real Británica. Este concierto, celebrado en la sala de espectáculos más legendaria de Londres, marca el inicio del “día del recuerdo”, que celebra el final de la Gran Guerra y la memoria de los soldados que murieron en el frente.
Organizada el 9 de noviembre de 2024, esta edición estuvo marcada por el regreso de una personalidad destacada: la princesa de Gales, Kate Middleton, que llegó del brazo de su marido, el príncipe Guillermo. Si bien la madre de George, Charlotte y Louis nunca faltó a ninguno de estos encuentros, sin embargo, un cierto suspense rodeó su llegada este año. La Princesa de Gales sigue padeciendo un cáncer que se hizo público en marzo y que la mantuvo alejada de compromisos públicos durante todo el año.
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Sin embargo, el final de su quimioterapia en septiembre permitió gradualmente a Kate Middleton volver al primer plano; la princesa tuvo su primera aparición oficial en Southport el 10 de octubre. Sin embargo, ya no se la había visto junto a la familia real en eventos oficiales (a excepción del desfile Trooping the Colour en junio), por lo que el festival del recuerdo marca oficialmente su regreso.
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Una mirada llena de símbolos
Acompañada de William, que lució todas sus medallas militares para la ocasión, Kate Middleton iba vestida de negro como manda la tradición. Acostumbrada al reciclaje, la Princesa de Gales optó esta vez por algo nuevo luciendo un abrigo de su marca favorita, Alexander McQueen, que también diseñó su vestido de novia en 2011.
Un conjunto que complementó con zapatos de tacón Jimmy Choo y un bolso Chanel. En cuanto a joyas, la princesa lució un collar de la marca británica Monica Vinader así como aretes de perlas y diamantes que alguna vez pertenecieron a la princesa Diana. El 11 de noviembre, en su ojal enrojeció la emblemática amapola en memoria de los soldados fallecidos en 14-18, bajo la cual Kate Middleton había colgado su insignia como comandante en jefe de la Fleet Air Arm.
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Pero el detalle que llamó la atención de todos fue el regreso a su mano del anillo de compromiso de zafiros y diamantes, heredado de su suegra. La joya había desaparecido de su dedo anular izquierdo desde el anuncio de su cáncer, sustituida por otros anillos, también ofrecidos por William.
Reunión familiar a pesar de una larga ausencia
En la sala del Royal Albert Hall, Kate y William encontraron a los otros miembros “seniors” de la familia real, como el duque y la duquesa de Edimburgo, fieles seguidores de Carlos III, los duques de Kent y Gloucester, y sobre todo el rey, que vino con su hermana, la princesa Ana.
De hecho, Carlos III no pudo contar con su esposa, cuya ausencia fue muy notoria. La reina Camila sufre actualmente una infección pulmonar que la obliga a retirarse de la escena pública por un tiempo. Otro duro golpe para el clan Windsor, aunque Carlos III se mostró tan jovial como siempre, sin duda tranquilizado por la buena forma de su nuera.