En “El tamaño de nuestros senos”, Agnès Jaoui relata su delicada salida de la infancia

En “El tamaño de nuestros senos”, Agnès Jaoui relata su delicada salida de la infancia
En “El tamaño de nuestros senos”, Agnès Jaoui relata su delicada salida de la infancia
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Las lesiones en el patio de recreo, la vida cotidiana de tres amigos íntimos, el distrito 5 de París… Una historia impresionista y conmovedora, ilustrada por Cécile Partouche.

Las delicadas acuarelas de Cécile Partouche, ex alumna de Bellas Artes. Cécile Partouche/Grasset

Por Samuel Douhaire

Publicado el 1 de octubre de 2024 a las 10:00 am

Actualizado el 1 de octubre de 2024 a las 10:27 a.m.

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Agnès Jaoui ha demostrado su aguda observación de los personajes y de las situaciones en sus escenarios, diseñados con su compañero Jean-Pierre Bacri para las películas de Alain Resnais y luego para sus propias producciones, desde El gusto de los demás (2000) a plaza publica (2018). Encontramos las cualidades literarias de la actriz-cineasta, pero también su propensión al autoanálisis sin escatimarse, en su primer trabajo, un relato impresionista en breves capítulos de su juventud, en el quinto distrito de París.

Es la historia de una niña que tiene dificultades para encontrar su lugar en París. “Negro como el hollín” desde la década de 1970 donde ” Todo su] es extranjero »y que se salva por la amistad de Isabelle, « [son] opuesto “y Cecile, « [son] incluso “. Los tres siguen siendo cercanos cincuenta años después: Cécile Partouche, ex estudiante de Bellas Artes, incluso creó las delicadas acuarelas que ilustran elegantemente las palabras de su vieja amiga. Mirando al nivel de un niño y ayudándolo con los dibujos, la crónica del recreo en la escuela de niñas de la calle Buffon y el retrato de sus profesores locos tienen el aspecto de pequeño nicolás en lo femenino.

Pero el humor, a veces picante, a veces nostálgico, se tiñe de emoción cuando la narradora rinde homenaje a su padre radicalmente inconformista. Angustia cuando describe su miedo a cruzar el Jardín de las Plantas al anochecer, luego los inicios de la depresión durante una estancia en una clínica. Ira también cuando revela en páginas modestas y mordaces que fue agredida sexualmente a la edad de 11 años por su tío en el kibutz. (“Yo tampoco dije que no. Sin embargo, tampoco me gustó”). Está, finalmente, la evocación de su obsesión por sus pechos en ciernes, que da título al libro. Este “tamaño del pecho” quien lo tiene “marcados con el hierro candente de la sexualización” y, a su pesar, la sacó de la infancia…

Ed. Grasset, 144 p., 19 euros.

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