En una conversación moderada por Andrea Picard, directora artística del Festival Cinéma du Réel, el maestro del “body horror” reveló a un público cautivado la particularidad de sus obras que combinan tecnología, cuerpo y enfermedad. Una mezcla que construye una filmografía tan rica como única, despertando a la vez ansiedad y fascinación en los espectadores.
Desde el éxito de La mosca en 1986, que le impulsó a la vanguardia, hasta Una historia de violencia, pasando por Dead Zone, David Cronenberg se ha consolidado como un cineasta “inquietante”. Su filmografía, profundamente marcada por exploraciones viscerales y psicológicas, ha cautivado y perturbado a los espectadores, consolidando su reputación como maestro indiscutible del horror corporal. Sin embargo, el propio personaje parece desvinculado de esta etiqueta: “Honestamente, no sé qué es el body horror… Aparentemente soy el padrino de este género, pero no es un término que nunca usé”, declaró cuando ganó el Gran Premio del Jurado en la 18ª edición de LEFFEST, añadiendo así un toque de ironía a su leyenda. Dice, sin embargo, que esta etiqueta nunca ha guiado su trabajo y es más útil para la crítica que para su proceso creativo.
A través de sus obras, el cineasta ha creado un universo cinematográfico único, donde el cuerpo humano a menudo es distorsionado, modificado o transformado por fuerzas externas. Sus películas abordan temas tan diversos como la sexualidad, la violencia, las mutaciones corporales, la ciencia ficción, la psicología y los excesos tecnológicos. Durante esta conversación, el cineasta se detuvo mucho en su visión de la vida y la muerte en sus obras. “La muerte no es simplemente un acontecimiento, sino un proceso ineludible, a menudo distorsionado por la tecnología, la biología o la violencia”, argumenta.
Su trabajo y su percepción del mundo están profundamente influenciados por sus propias experiencias, en particular las experiencias personales con la enfermedad de su padre, que le hicieron consciente de las vulnerabilidades físicas del cuerpo humano. Para él, la exploración de los límites del cuerpo es menos una “fascinación” por el horror que una búsqueda de la verdad sobre nuestra condición humana. Su formación académica, centrada en la literatura y el análisis, también ha influido en su enfoque cinematográfico, particularmente en la forma en que integra elementos filosóficos y psicológicos en sus películas.
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