PAGCon las tradicionales inauguraciones de los jueves en Casablanca, una propuesta como ninguna otra. Este 7 de noviembre, en la antigua fábrica Smadia (Sociedad Marroquí de Desarrollo Industrial y Agrícola), en el 60 del bulevar Yacoub El Mansour, se presentan por primera vez una quincena de obras de Faouzi Tazi, en una exposición fuera del circuito. Completamente independiente de las galerías.
El arte como antídoto
En este paseo atípico, nada más entrar llama la atención un tríptico que representa cuerpos desarticulados en tonos diluidos, casi pastel. Si se mira más de cerca, se trata de sábanas de la clínica Val d’Anfa, pintadas con mercurocromo o Betadine, pigmentos a veces mezclados con Diprivan (anestésico de corta duración) u otros adyuvantes médicos.
Esto se debe a que Faouzi Tazi comenzó a pintar junto con su vida diaria como anestesista-resucitador, en 2020. “Nunca pensé en exponer o vender. Trabajé en el hospital Saint-Antoine de París, así como en el hospital Necker, antes de regresar a Casablanca, y nunca toqué un cepillo antes de Covid. En 2020 comencé a comprar cuadros, libros de arte y descubrí una pasión, particularmente por los surrealistas.”, dice el artista.
“Pinto mi vida, teñida de imaginación. Es una forma de exorcizar la vida cotidiana. Intento describir mis emociones y como no es fácil, creé ilusiones.”, explica Faouzi Tazi. Cuerpos desmembrados que evocan”todos los impulsos del ser: el bien, el mal, el erotismo”. Además del cuerpo humano, algunos motivos recurrentes: el tamiz, metáfora de la realidad por la que pasan los seres y de la que nadie escapa, y las miradas, muy presentes, como guiño a su otra especialidad, la hipnosis.
“Faouzi es curioso, atrevido, muy valiente: salta al vacío”, comenta Fouzia Marouf, comisaria de la exposición. Cuando Salma Lahlou de Think Art le pidió que acompañara al artista, ella inmediatamente dijo que sí. “La curación es escribir una historia. Su trabajo está lleno de verdadera fuerza, y como tiene una trayectoria humana entre la vida y la muerte, como anestesista-resucitador, pero también hipnoterapeuta, este proyecto también fue muy rico a nivel humano.“
Si teje con tanta delicadeza el hilo entre la tragedia y la alegría, la vida y la muerte, es porque Faouzi Tazi se enfrenta a ello a diario a través de su profesión y porque él mismo experimentó el trauma de la enfermedad. “En 1997, estaba haciendo prácticas en Saint-Antoine en París cuando descubrieron un problema contra el cual ni la radioterapia ni la quimioterapia podían hacer nada, diciéndome que me quedaban seis meses de vida.recuerda el artista visual. Desde entonces, todos los días me siento invulnerable y mi vida es una cacofonía. exorcicé mi muerte.”
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