Tema de una campaña electoral hace poco más de un año, con motivo de las elecciones legislativas, la idea de una reducción de la jornada laboral fracasó en Luxemburgo. La flexibilidad, en cambio, es más relevante que nunca, casi cinco años después del inicio del período Covid, que ha redistribuido en gran medida las cartas en este ámbito.
“La sociedad ha cambiado, los medios han cambiado y Luxemburgo es un Estado moderno”, insistió recientemente el Primer Ministro Luc Frieden al abrir el debate sobre la reorganización del tiempo de trabajo. Un anuncio que no supone ninguna sorpresa, sino todo lo contrario. El capítulo relacionado con el trabajo en el programa de coalición se abre así con la necesaria “adaptación del marco legal (…) con el objetivo de crear un nuevo equilibrio entre la vida privada y profesional”.
Una filosofía que corresponde a la visión liberal de las organizaciones empresariales, partidarias de “trabajar mejor” en lugar de “trabajar menos”. Sin embargo, estas consideraciones chocarán sin duda con la oposición de los sindicatos a la hora de fijar con precisión los contornos de estas nuevas normas. La voluntad del Gobierno de generalizar el trabajo dominical en el comercio ya ha provocado algunas turbulencias en el Ministro de Trabajo, Georges Mischo.
Asimismo, los deseos de los actores del mundo del trabajo pueden enfrentar intereses divergentes. El teletrabajo, muy deseado por los empleados de determinados sectores del sector servicios, debe realizarse de forma equilibrada y ser fruto de un acuerdo entre empresario y trabajador, precisa el programa de la coalición. La idea más popular entre los trabajadores, la semana de cuatro días, también enfrenta ciertos imperativos.
Ejemplo del sector bancario, principal proveedor de empleo en Luxemburgo: “Es muy interesante, pero la propuesta fue rápidamente rechazada en las discusiones sobre el nuevo convenio colectivo. Demasiados empleados trabajan horas extras y se prohíben jornadas de más de diez horas”, explica Jean-Jacques Rieff, vicepresidente de ALEBA. Por el contrario, varias empresas han conseguido implementarlo en el sector artesanal.
Sin embargo, una parte importante de los líderes empresariales siguen teniendo dudas. Según un estudio publicado el año pasado en el sitio jobs.lu, más de la mitad de los directivos no creen en este modo de funcionamiento. En cambio, las organizaciones empresariales piden una adaptación del horario laboral a la actividad de la empresa a lo largo del año: trabajar duro durante los plazos importantes y descansar más durante los períodos de menor actividad.
Una idea que agrada al DP y a la CSV, pero que no dejará de suscitar críticas. “Hay muchas ideas en el gobierno, pero todavía son muy vagas”, desliza Jean-Jacques Rieff. Los próximos meses deberían permitirnos ver las cosas con mayor claridad.
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