Charlélie Couture, respondiendo calurosamente a una invitación del padre de Léonard Froté, fallecido trágicamente, se encuentra en Delémont para compartir un encuentro musical y poético. Tuve el placer de hablar con alguien que desde hace mucho tiempo defiende el “multiismo”, una práctica simultánea de varias disciplinas artísticas como la música, la pintura, la fotografía y la literatura.
Charlélie Couture me ofrece este momento de compartir donde evoca esta visita improvisada con su biógrafo a la casa de su infancia en Nancy, en la Rue de la Source. Decide tocar el timbre que da acceso a este lugar de la infancia. Una anciana que llama por teléfono a una amiga abre la puerta y, sin entender, anuncia a su interlocutor que Charlélie está en su puerta interesada en comprar la propiedad. Charlélie se encuentra de niña en la misma casa y superpone los recuerdos que le llevaron a ser el hombre de hoy. Un maravilloso momento de alegría, reverberante, dulce, penetrante.
Y poco a poco empieza a afirmar que está viviendo su quinta vida. Una primera vida normal, la de todos nosotros, que se apoya en modelos y se compara con aquellos a quienes admira e imita; una segunda vida de siete años, la de una estrella, un objeto para los demás, una vida que ya no le pertenece, que es la de la mirada de los demás sobre él, en la que es amado más de lo que merecía y odiado más de lo justificado. ; una tercera vida durante la cual pudo educar a sus hijos durante casi dieciséis años; una cuarta vida en Estados Unidos durante la cual descubre al americano que juzga a los demás por lo que hará en el futuro y no por lo que su pasado dice de él; una quinta vida a la vez más serena y más triste, quizás supongo que menos ruidosa pero más profunda.
¿De dónde viene esta alma artística, este ser hipersensible que transmite sus emociones a los demás? Charlélie recuerda esta visita al museo a los doce años con su padre y el descubrimiento del pintor Duchamp: “Siento lo que él quería expresar, quiero ser artista”. Habrá leído a Boris Vian y a muchos autores americanos, se habrá hecho decorador de cine, podría haber sido director o realizador, escribirá canciones, un arte tan mayor o menor como puede ser la poesía, la pintura, la música.
Los Estados Unidos de Trump lo angustiaron, o más bien provocaron su regreso a Francia. La extrema imbecilidad de Trump, la estupidez demostrada de sus electores, carentes de solidaridad y que sólo tienen dinero, dinero y más dinero como indicador de vida, esta abismal mirada al ombligo de los individuos, la expresé crudamente como persona abatida. “Algo se rompió” y aquí está hoy, en su quinta vida, en el cantón del Jura, para pasar una velada desenfrenada, alegre y loca.
Ante el círculo literario dirigido por Vincent Froté, Charlélie Couture, en un tono justo e intenso, habrá cubierto algunas facetas de su viaje que habrá finalizado esa noche con dedicatorias a su último disco cuyo título traduce los caprichos de la vida, CONTRA TI.
“SER ARTISTA ES BUENO, SER HOMBRE ES MEJOR”, Charlélie Couture.
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