D’emblée, el comienzo de la novela Archipiélagos de Hélène Gaudy (L’Olivier) nos transporta: “En las fronteras de Luisiana, una isla lleva el nombre de mi padre. Cada día se hunde un poco más bajo el agua”. Y el narrador nos dice que esta isla está a punto de desaparecer. A Hélène Gaudy le corresponde emprender un viaje que la llevará hasta su padre, Jean-Charles, en esta isla completamente desconocida. Comienza su viaje de memoria con aprensión y esperanza, fomentando el habla sin forzarla.
En esta historia íntima, tierna y poética, la autora explora la vida de su padre, quien eligió el silencio como compañero y los objetos como testigos. Muchos objetos, mi padre era un coleccionista compulsivo. “Acumular es lo contrario de habitar, es llenar el más mínimo espacio vacío hasta excluirse, hasta reponerse”.
Para que estos recuerdos no se desvanezcan, no se hundan en las profundidades de la amnesia, Hélène Gaudy se embarca en una odisea familiar que la lleva al mar abierto de un pasado insospechado, lejos de costas cómodas.
¿Quién es este padre tierno, cariñoso, parco de palabras y de memoria muda? Es gracias a un lenguaje rico, de belleza hipnótica, que el autor, presa de la urgencia, descubre poco a poco a este anciano, un poco cansado, que también era joven, artístico, resistente a su manera… ArchipiélagosHélène Gaudy, finalista en la selección del Premio Goncourt, explora la memoria y la transmisión sin palabras. Y el olvido arrastrado por el silencio. “Mi padre siempre me dijo que no tenía recuerdos de la infancia. No tenemos recuerdos de lo que permanece dentro de nosotros, de lo que ninguna represa detiene”.
Archipiélagos No es una excursión al pasado. Hélène Gaudy recorre el viaje de su padre, contando las pequeñas historias que conectan con la grande. En uno de los cuadernos del joven Jean-Charles, descubre un folleto: “Justicia por la muerte de Maurice Audin, NO a la guerra de Argelia”. Cuando ocupó su primer puesto docente en Orán en 1961, descubrió “una atmósfera de campamento arraigada”. Esta búsqueda del pasado saca a la luz secretos que durante mucho tiempo estuvieron alejados del presente. Al investigar a su padre, vuelve con sus abuelos. Ambos en la Resistencia jugaron un papel importante en la fuga de prisioneros. Después de la muerte de su esposa, su abuelo se hundió en la paranoia y veía enemigos por todas partes.
En esta historia familiar, Hélène Gaudy amasa la lengua, la amasa para impregnarla de belleza y poesía. Hay un refinamiento innegable en su escritura. El escritor logra habitar el vacío del silencio en esta investigación personal. archipiélagos, una prueba de amor.
“Archipels”, Hélène Gaudy, ediciones de L’Olivier, 21 euros
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