“Roto. A Memoir”, de Hanif Kureishi, traducido del inglés por Florence Cabaret, ed. Christian Bourgois, 306 p., 23 euros, digital 17 euros.
Al cubrir la literatura británica durante mucho tiempo, hemos viajado con Hanif Kureishi desde sus inicios. Recordamos su irrupción en el cine con la película de Stephen Frears Mi hermosa lavandería (1985), basado en un guión que él le había enviado por correo. O su irrupción en el panorama literario, con su primera novela cuasi autobiográfica, El Buda suburbano (ed. Christian Bourgois, 1991). Le volvemos a ver en la feria de Jaipur (India), saltando rápidamente a un rickshaw para escapar de sus fans. O en casa en Londres, descorchando una botella para celebrar el lanzamiento de El aire de la nada (ed. Christian Bourgois, 2017). Fue una época bendita: la Biblioteca Británica había adquirido sus manuscritos, Isabel II lo había nombrado CBE (Comandante del Imperio Británico) y Kureishi nos confió lo que era para él envejecer. “un alivio”. “Por fin puedo relajarme. Deja de actuar. La ambición ha dado paso a la libertad. »
Pero qué efímera fue esta libertad. Y qué amargo sabe hoy. A finales de 2022, mientras estaba en Roma con su esposa, Isabella, Kureishi sufrió una caída que lo dejó parapléjico. Era el día después de Navidad. Él vino de “ver a Mo Salah anotar contra el Aston Villa” cuando perdió el conocimiento y despertó en un charco de sangre. “Noté un objeto que parecía una pala redondeada extendida por garras. (…) Reconocí una de mis manos, que se había convertido en algo inusual sobre lo que no tenía control. Me di cuenta de que ya no existía ningún vínculo de coordinación entre mi mente y el resto de mi cuerpo. Me separaron de mí mismo. »
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