lo esencial
Con dos asociaciones muy entrelazadas, el tango argentino practicado en Tarn-et-Garonne ocupa un lugar importante a nivel internacional, desde Finlandia hasta Estambul y Buenos Aires.
Ya sea bailado en los barrios populares de Buenos Aires donde nació a finales del siglo XIX, o en Montauban donde prospera este baile canalla de matones y compadres, el tango argentino ha perdido su lado escandaloso conservando su sensualidad y lascivia. En el seno de la asociación “Montauban Couleur Tango”, los aficionados pueden incluso darse el lujo de contar con un DJ reconocido internacionalmente: Manuel Lagoa, de 80 años. “Lo de Manu” (chez Manu) luce así los colores de la ciudad de Ingres en Francia, Finlandia, Alemania, Italia, Bélgica, Estambul e incluso Buenos Aires. Sus “milongas”, los bailes de tango, atraen, cada último domingo de mes, a bailarines que no dudan en viajar cientos o incluso miles de kilómetros para practicar su pasión.
“Es música que te atrapa las entrañas, como un pensamiento triste que se baila. Cuando tienes el virus, hay gente muy adicta que pasa todos los fines de semana viajando por el mundo para practicarlo”, explica Alain Rouch que, con su esposa Martine, se dejó encantar hace unos quince años.
“Es trascendente, no se puede explicar, hay que vivirlo”, señala Manuel Lagoa, que incluso construyó una sala dedicada al tango argentino en Saint-Étienne-de-Tulmont*. Más allá del baile que descubrió a los 50 años, el DJ se interesa por la música, la cultura específica de Argentina e incluso imparte conferencias. “Sin el tango yo habría muerto hace mucho tiempo. Es un laberinto donde se entra y del que no se sale. Lo que me interesa es el lado social, compartimos algo muy intenso, hay una conexión total”, se alegra el artista, encantado de que todos los estratos sociales estén representados con un buen número de bailarines de entre 25 y 30 años.
Nos vemos el 26 de enero
Aunque calificada como “baile de improvisación”, las clases se imparten todos los miércoles, de 19.30 a 22.30 horas (2), a cargo de la profesora argentina Marina Carranza.
Es el baile de nuestra vida, nunca podremos completarlo, aseguran los entusiastas. Además, hay muchas más mujeres que hombres por lo que todos son “guía” y “seguidor”. “¡Ah! ¡Sobre todo, nunca lleves a tu marido al tango argentino! Así el mío se fue volando”, bromea una bailarina.
El presidente de la asociación “Montauban color tango”, Bernard Pech, afirma que se trata de un baile de proximidad y de pareja por excelencia. Incluso cuando vienes con tu pareja, bailas con todos por una tanda. Es decir, tres o cuatro bailes unidos entre sí y separados por una cortina que permite cambiar de pareja. Porque el objetivo sigue siendo compartir. “Nadie hace tapices en una milonga”, sonríe el presidente.
Nos vemos el 26 de enero durante la milonga mensual.