En Motel de destinoKarim Aïnouz regresa a Brasil con un thriller erótico que mezcla luces de neón, sensualidad y la calidez del Nordeste. Presentada en Cannes, la película explora el deseo, la hipocresía social y la celebración de la vida en un contexto complejo.
Bajo las luces de neón, entre la sensualidad de los cuerpos y el calor del Nordeste brasileño, Karim Aïnouz vuelve a filmar en su país de origen con Motel de destinoun thriller erótico que celebra la vida, llega a los cines el miércoles.
Presentado en el último Festival de Cannes, este largometraje narra un triángulo amoroso en un motel ruinoso cerca del océano, con un telón de fondo de sexo y delincuencia, en una atmósfera ligeramente surrealista.
El motel “es un lugar típicamente brasileño, donde puede pasar cualquier cosa, pero entre cuatro paredes”, explica el cineasta de 58 años de la Croisette. “Cuando se hace público, habla de una sociedad que se dice libre y feliz, pero que sigue siendo profundamente hipócrita y contradictoria. El motel es una especie de radiografía de Brasil donde escuchamos lo que hace el otro.”
Para Karim Aïnouz, que llevaba cinco años sin rodar en su país natal, se trataba sobre todo de “acercarse al público” con “un thriller que le mantenga pegado a la pantalla”, una necesidad especialmente “crucial” tras una pandemia, un período durante el cual el cine perdió mucho de su lugar.”
“También quería hacer una película que hablara del deseo, del inconsciente, de la pasión y de una cierta explosión de vida”, confiesa. “Para mí era esencial después de estos años pasados bajo un régimen autoritario en Brasil (bajo Jair Bolsonaro entre 2019 y 2022), un régimen aterrador donde la principal obsesión era la muerte, quería crear una película donde la gente celebrara la vida”.
Las numerosas escenas de proximidad física se produjeron bajo la supervisión de un coordinador de intimidad, profesión cada vez más común en el cine, especialmente en Hollywood, para garantizar el respeto a los actores.
“Fue fantástico trabajar con un coordinador de intimidad”, dice el director de juego de la reina (2023). “La coreografía de estas escenas y el respeto a la intimidad son dos caras de una misma moneda”.
“Es crucial abordar estos temas”, añade. “Durante décadas, el cine ha estado marcado por relaciones abusivas y desequilibrios de poder. Debemos llevar a cabo un acto histórico de reparación. El abuso sexual en la industria no surgió por casualidad”.
Con AFP