Nacido en 1881 en Argentan (Orne), Fernand Léger, uno de los primeros pintores cubistas, es una figura imprescindible del arte moderno. Y el museo de Lisores (Calvados), donde residen varias de sus obras, defiende la memoria del artista.
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Su rica obra abarcó toda la primera mitad del siglo XX. Fernand Léger es un pintor de fértil imaginación que, sin embargo, no estaba predestinado a los pinceles. Hijo de un ganadero normando, creció en Argentan antes de trabajar para un arquitecto en Caen. Un primer contacto fructífero con el mundo de la creación.
Mire este retrato de Laurent Marvyle, Jeoffrey Ledoyen y Marc Michel:
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Fernand Léger, maestro normando del cubismo
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©Francia 3 Normandía
Fernand Léger se fue a París a los 19 años. Un París de vanguardia donde, como estudiante de Bellas Artes, rápidamente se codeó con artistas en ascenso, como los pintores Robert Delaunay, Marc Chagall y André Mare -con quien compartió estudio- o el escritor Blaise. Cendrars.
Quedó marcado por la retrospectiva dedicada a Paul Cézanne, fallecido en 1906, pero pronto desarrolló sus propias técnicas. Un cuadro libre, colorido, con formas geométricas y figuras estilizadas.
Jack de todos los oficios De genio, a veces ceramista, diseñador e incluso escultor, en el frente en 1914, se basó en soportes improvisados antes de ser herido, hospitalizado y luego dado de alta en 1917. Posteriormente, pintó la vida moderna, inspirándose en las ciudades industriales.
Fue en los años 30 cuando la carrera de Fernand Léger despegó. Expone en Europa y Estados Unidos. También escogió este lugar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, donde se reunió con algunos de sus amigos exiliados.
Inventó otras técnicas, disociando colores y formas, como en este lienzo donde los pigmentos se alejan del patrón, es el color afuera:
Marcado por lo que vio en Estados Unidos, Fernand Léger se inspiró en la arquitectura estadounidense, que describió en 1955 como hermosa.en su sentido absolutamente racional“, describiendo al periodista Pierre Dumayet: “Lo racional es bello, muchas veces sin buscar elementos decorativos. Es racionalmente hermoso.“
A pesar de esta expatriación y de su amor por París, donde se inició, Fernand Léger mantiene raíces normandas muy importantes. Su segunda esposa, Nadia Léger, decía de él en 1970: “Illinois Hay que vivir con Fernand Léger para saber cuánto amaba Normandía y su país natal. Estaba orgulloso de ser normando.“
En Lisores, un pueblo en el corazón del País de Auge que el artista apreciaba especialmente, éste instaló en 1971 un museo agrícola para rendirle homenaje.
Un edificio del siglo XVII que el pintor heredó en 1922 tras la muerte de su madre, y que se convirtió en su estudio de verano durante 33 años. “Creo que estará muy feliz de que sus obras estén ahora aquí.“, aseguró Nadia Léger.
La otra huella viva de su arte se encuentra hoy en Saint-Lô: este fresco realizado en mosaico, en la pared del centro hospitalario Memorial, inaugurado en 1956. Un año después de la muerte del pintor por un ataque cardíaco, el 17 de agosto, 1955, en Gif-sur-Yvette (Essonne), a la edad de 74 años.