“Código Cine”: ¿demasiado para los exhibidores?

“Código Cine”: ¿demasiado para los exhibidores?
“Código Cine”: ¿demasiado para los exhibidores?
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Loable en algunos aspectos, criticado en otros, el proyecto de ley 18.23, conocido como “Código del Cine”, está sacudiendo la industria cinematográfica marroquí. Si el gobierno defiende una modernización necesaria, algunos actores denuncian una ley que podría debilitar un ecosistema ya debilitado.

Adoptado por la comisión parlamentaria tras 163 enmiendas, el proyecto de ley n°18.23 pretende transformar el cine marroquí en un sector competitivo y estructurado. Mohamed Mehdi Bensaïd, ministro de Juventud, Cultura y Comunicación, insiste en el objetivo principal, que es impulsar la industria cinematográfica, promoviendo al mismo tiempo las obras locales y fortaleciendo las inversiones internacionales, que alcanzarán los mil millones de dírhams en 2024. El texto propone, en particular, una unificación de licencias vinculadas a la producción, distribución y explotación de películas, estableciendo plazos estrictos para su tramitación por parte del Centro Cinematográfico Marroquí (CCM).

Entre las medidas, la obligación para los actores del sector de constituir una SA o SARL tiene como objetivo fomentar la profesionalidad. Sin embargo, suscita críticas virulentas una disposición divisiva, la que establece una estricta separación entre distribuidores y operadores.

Esta norma se dirige directamente a los grandes actores históricos como Megarama, Ciné Atlas, el Colisée de Marrakech y Eden Club, que ocupan posiciones clave al combinar estas dos funciones. Estas estructuras integradas, esenciales para el ecosistema cinematográfico marroquí, corren el riesgo de verse profundamente afectadas por esta reforma, amenazando su modelo económico y la dinámica actual del sector.

¿Una reforma mal calibrada?
Contactado por Les Inspirations ÉCO, Pierre-François Bernet, director de Ciné Atlas, arroja otra luz sobre la situación. Contra la idea de un monopolio en el sector, se basa en datos precisos para refutar los argumentos a favor de esta reforma.

“El número de distribuidores en Marruecos se ha cuadriplicado desde 2017, pasando de 10 a 40. La cuota de mercado de Megarama ha caído del 60% al 30%, prueba de que existe competencia”, afirma, blandiendo las cifras del CCM.

Bernet, que se dice “muy molesto”, denuncia una reforma que, según él, “castiga a los actores que invierten en el sector sin proponer soluciones viables para reforzar su competitividad”.

En un informe detallado dirigido al ministerio, del que tenemos copia, Ciné Atlas subraya que los cines no pueden sobrevivir sin flexibilidad en sus actividades.

“Desde 2018 hemos proyectado el 100% de las películas marroquíes propuestas, incluso aquellas que no han atraído al público. Pero si nos cortan una parte de nuestros ingresos, ¿cómo podemos seguir apoyando al cine marroquí?”, se pregunta.

¿Un paso atrás para el cine marroquí?
Bernet va más allá al resaltar los efectos potencialmente devastadores de la reforma. Para él, la separación impuesta entre distribución y explotación podría romper una dinámica positiva que comenzó hace siete años.

“Una medida así, sin precedentes a nivel internacional, generaría desconfianza entre los inversores extranjeros, crucial para nuestro sector. Esto también limitaría las ofertas de compra de derechos, aumentando las desigualdades entre las producciones locales y las de las grandes internacionales”, advierte.

En la práctica, la reforma también podría disparar los costes para los distribuidores, obligados a pagar tarifas exorbitantes a los exhibidores por acciones promocionales como la emisión de tráilers o la visualización en salas. Estos costes perjudicarían especialmente al cine marroquí, cuyos márgenes ya son bajos.

¿Qué alternativas para una reforma exitosa?
Pese a sus críticas, Bernet no rechaza la idea de reforma, pero pide ajustes basados ​​en prácticas probadas. “Si hay que luchar contra los monopolios, el establecimiento de cuotas para limitar el número de películas distribuidas por actor es una solución comúnmente utilizada a nivel internacional”, sugiere. También pide un fortalecimiento de las iniciativas que promuevan la libre competencia.

“Desde 2017, el mercado marroquí ha demostrado que puede evolucionar de forma saludable. Sigamos con este impulso sin introducir medidas que ralenticen los avances ya realizados”, concluye.

Para que entre en vigor, el proyecto de ley 18.23 aún debe ser examinado en sesión plenaria por la Cámara de Representantes antes de ser presentado a la Cámara de Consejeros. En esta etapa podrían introducirse ajustes, bajo la presión de las partes interesadas. Si estos últimos pasos se dan sin grandes modificaciones, el texto será promulgado y publicado en el Boletín Oficial, convirtiéndose así en la nueva referencia jurídica para el sector cinematográfico marroquí.

Faiza Rhoul / Inspiraciones ECO

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