Clement Viktorovich: “hoy existe una indiferencia hacia la verdad”

Clement Viktorovich: “hoy existe una indiferencia hacia la verdad”
Clement Viktorovich: “hoy existe una indiferencia hacia la verdad”
-

Esta es su primera actuación en un escenario de Aviñón como actor y dramaturgo. Desde hace varios años, Clément Viktorovitch se ha consolidado como una figura clave en el análisis del discurso político. Su enfoque accesible le permite descifrar estrategias argumentativas, arrojando luz sobre los temas y los impulsores de los debates públicos. En la sorprendente obra que presenta en Off, el doctor en ciencias políticas Clément Viktorovitch interpreta al asesor de comunicación del Presidente de la República que, tras ser derrocado, busca venganza… Encuentro con un hombre feliz de estar en el escenario pero preocupado por el giro de los acontecimientos nacionales.

¿Cómo analizar el discurso de ciertos candidatos cuyo discurso parece haber sido “limpiado” para complacer al mayor número de personas posible?

Tomando un poco de perspectiva, lo que me parece que marca el debate político contemporáneo es en realidad la era de la posverdad. Hay una indiferencia hacia la verdad que se ha establecido tanto entre los votantes como entre los líderes políticos. Como hemos visto, la Agrupación Nacional tuvo discursos marcados por un cambio de posición hasta el punto de que se hizo difícil navegar, vimos a Jordan Bardella en dificultades por cuestiones de hecho, pero eso no impidió que los electores votaran por él. Lo mismo puede decirse del campo macronista, que no dudó en mentir, en particular respecto de Raphaël Glucksmann. Pensemos, entre otras cosas, en la frase del vídeo de campaña de Valérie Hayet, donde dice: “Somos el único movimiento proeuropeo”, cuando eso es totalmente falso. Hay, por tanto, una forma de indiferencia hacia la verdad. Esto es precisamente lo que se dice en el programa. Contamos la historia de una comunicación política que vira hacia la posverdad, hacia el uso de palabras completamente falsas, aunque todos sepan que lo son. No se trata de una especificidad francesa, sino que recuerda mucho a lo que ocurrió en Estados Unidos con Trump, en Brasil con Bolsonaro y en Inglaterra con el Brexit.

¿Cree que la accesibilidad a un modo de expresión masivo como las redes sociales, sumada a la hiperpopularización, ha provocado estas situaciones convergentes?

En todo esto las redes sociales tienen un papel importante. Más allá de eso, lo que está en cuestión es la masificación de la información y la multiplicación de canales. Se volvió imposible realizar un seguimiento de todo. Como ciudadanos, nos encontramos en una situación de saturación cognitiva constante. Anteriormente, si queríamos seguir la actualidad, veíamos el informativo de las 20.00 horas y profundizábamos en la prensa escrita. Hoy en día, se ha vuelto imposible de seguir. Pero no hay que satanizar las redes sociales, también es un modo de comunicación democrático. Esto permite que todos tengan acceso al discurso público. Pero nos bombardean con demasiada información. Y en el momento en que estamos en saturación, es también el momento en que tenemos dificultades para poner esta información a distancia y tener un punto de vista crítico. Incluso algo aberrante pasará. Nos hemos vuelto porosos a la información precisamente porque está multiplicada.

Gracias a los algoritmos se nos presenta información acorde con nuestros valores, por lo que es más fácil hacernos creer lo que nos dicen…

De hecho, existen varios sesgos cognitivos posibles, incluido el sesgo de confirmación. Si vemos que sucede algo que realmente parece resonar con lo que ya pensamos, veremos una tendencia a pensar que esto es cierto simplemente porque nos conviene. Pero exponernos a algo que nos indigna también reforzará lo que pensábamos y eso equivale exactamente a lo mismo. Estamos en una paradoja, y es que el espacio público nunca ha sido tan contradictorio como lo es hoy. Ya no puedes decir nada sin que te contradigan inmediatamente. Todo lo que tienes que hacer es decir “hola” en Twitter (X, SIC) para escucharte decir “¿bueno? porque para mí es bastante malo” y al mismo tiempo esta contradicción ya no tiene ninguna importancia en política ya que los votantes están encerrados en una burbuja de filtro que excluye la contradicción y sólo hará eco de la palabra del candidato. Hoy es posible decir cualquier cosa sin tener que pagar el precio.

“El arte de no decir” en La Factory, sala Tomasi, 4 rue Bertrand, hasta el 21 de julio a las 19:05 Entrada: 17-25 euros.

-

PREV Festival de Jazz | Una lección de rap y carisma
NEXT La familia Malka en un viaje musical-espacial para la 34ª edición del festival 24 Horas de Swing en Gironda