¡Qué alegría presenciar una producción de Ahmed Madani! Su teatro no se parece a ningún otro, vivo, conmovedor, serio y lleno de humor, está verdaderamente iluminado por su benevolencia, su ternura y su profundo deseo tanto de comprender a las personas como de llevarlas a hacerse entender. Se desvanece detrás de ellos. Les lleva a expresarse o más bien a confiar en nosotros.
Continuando con su trabajo con los jóvenes, tras la trilogía que había dedicado a los de los barrios desfavorecidos, nos presenta aquí el resultado de su paciente diálogo con aprendices de actor de una escuela de teatro de Lausana. Les preguntó los motivos de su compromiso. Así, a veces en grupo, a veces uno tras otro, hablan con el corazón abierto. Cuentan las circunstancias de su nacimiento, describen su entorno familiar más o menos cariñoso y atento, donde la cultura ocupa un lugar variable. Sus historias son a veces perturbadoras, a veces acusatorias, a veces burlonas o divertidas. Su franqueza atestigua la liberación que les produjo la práctica teatral. Sus reflexiones sobre el arte dramático despiertan admiración: dicen cosas muy relevantes y magníficas sobre la cuarta pared que cruzan alegremente, sobre este arte de lo efímero que puede dejar huellas duraderas, sobre la relación entre los actores y el público. Están unidos, cálidos, alegres. Cantan y bailan. Traen consuelo a nuestros corazones.
En el Théâtre des Halles, 4, rue Noël Biret 4 rue Roi René a las 11 h.
del 29 de junio al 21 de julio (pausa los días 3, 10 y 17 de julio)
Precios: 22 / 15 / 13 euros – Reservas: 04 32 76 24 51
angela luccioni
