entra al Ritz, mézclate con la novela

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Frank Meier en el Ritz de París, en 1937. COLECCIÓN ROGER SCHALL/SCHALL

“El barman del Ritz”, de Philippe Collin, Albin Michel, 416 p., 21,90 euros, digital 15 euros.

Escuchar a Philippe Collin contar lo que le llevó a escribir su primera novela, El barman del Ritz, notamos expresiones familiares para los oyentes de sus programas en France Inter y de sus podcasts de espectacular éxito, como la serie sobre Simone de Beauvoir o Léon Blum. Por ejemplo : “Lo que hay que tener en cuenta es que…”, este tobillo que le permite recopilar información que ilumina un aspecto particular de sus personajes. Con respecto a Barman del Ritzsi necesario “tenlo en cuenta” algo, es en particular la cercanía que el autor siente hacia su modelo, Frank Meier (1884-1947), cuya trayectoria profesional lo tocó por primera vez.“ascensión social”, “el desgarro de las raíces sociales, religiosas y geográficas para realizarse a uno mismo”.

Para Philippe Collin, el “desarraigo” geográfico se produjo cuando, a los 23 años, abandonó Brest, donde nació en 1975 en un “medio modesto” (su padre es submarinista) y donde realizó una maestría en historia, por la capital. Lectura de París es una fiestade Ernest Hemingway (Gallimard, 1964), dio origen en él a una «pequeña fascinación» para el Ritz. Sólo se atreve a poner un pie allí el día que un motivo profesional le da la oportunidad de hacerlo. “legitimidad” : en 2002, recién llegado al France Inter, tuvo que entrevistar a la cantante Yoko Ono.

A partir de ese día volvió regularmente al Bar Hemingway. EL barman Colin Field, en el cargo de 1994 a 2023, le habla de su predecesor, Frank Meier, fundador del bar del hotel en 1921. “Había creado allí un mundo extraordinario de elegancia, refinamiento y civilización. Un lugar cosmopolita, donde se reunían diplomáticos, actrices, escritores…”

Philippe Collin inicia una investigación sobre Meier, nacido en Austria en el seno de una familia judía polaca, que se trasladó a Nueva York en 1898, donde se convirtió en un famoso bartender, antes de regresar a Europa, hacerse un nombre en París y unirse a la Legión Extranjera en 1914. salir vivo de la lucha y luego ser contratado por el Ritz. “Entonces me pregunté qué había hecho entre 1940 y 1944”. Allí descubrió que el hotel no se había visto obligado a cerrar en nombre de la neutralidad suiza: la nacionalidad de los propietarios. Durante los cuatro años de ocupación, Frank Meier, nieto de un rabino, dirigió el bar donde se reunía la élite nazi estacionada en París, empezando por Hermann Göring.

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