Había prestado sus ojos claros y su talento a personajes melancólicos, violentos y solitarios, en películas inscritas en el imaginario popular, desde “Un profeta” hasta “Quai d’Orsay”. Un actor poco común, empapado de pintura y de los grandes textos que interpretó en el teatro, Niels Arestrup nos dejó este 1 de diciembre.
Niels Arestrup nació el 8 de febrero de 1949 en una familia marcada por las pruebas del siglo, de padre danés en el exilio, trabajador de la fábrica contigua al pabellón familiar de Montreuil y madre taquígrafa. A partir de esta infancia feliz, vivida en soledad, Niels Arestrup forjó este temperamento contemplativo y esta aspiración de viaje y descubrimiento. En 1968 vio un reportaje televisivo sobre la actriz Tania Balachova. Fascinado, el estudiante de último año que no tenía su bachillerato se inscribió a sus clases, en medio del entusiasmo del movimiento estudiantil. Guiado por este maestro, subió al escenario, primero para “Calígula” de Albert Camus, estableciendo una pasión por el teatro que nunca lo abandonó.
Sin embargo, Niels Arestrup se dedicó al cine de autor a partir de 1972, interpretando una serie de papeles secundarios: con Alain Resnais, Claude Lelouch, Chantal Akerman e incluso Daniel Duval, que le dio su segundo papel más sorprendente de la década en “La Dérobade” en 1979. Niels Arestrup también apareció en televisión, interpretando, por ejemplo, a Rastignac para Jacques Deray. Sin embargo, el teatro siguió siendo su pasión: quedó marcado en 1981 por su encuentro con Peter Brook, que lo eligió para “La Cerisaie” a dúo con Catherine Frot, y el actor se dedicó casi exclusivamente al escenario en los años 1990. Siguiendo cuestionándose durante la enseñanza, Niels Arestrup abrió también su escuela de formación actoral, primero en el Théâtre-Ecole du Passage rue Boyer de París y luego en el Théâtre de l’Œuvre.
Sin embargo, en 2005 fue en el cine donde el público midió el alcance del talento de Niels Arestrup. El actor sorprendió a los espectadores en “De monbeat mon coeur s’est pas”, donde aparecía, inquietante, perdido, sardónico, como el padre de Romain Duris. Recibió un César al mejor actor de reparto por su interpretación y, sobre todo, entabló una relación creativa con Jacques Audiard que dio origen, dos años más tarde, a “Un Prophète”. Su papel de padrino corso, despiadado y traicionado, fue debidamente elogiado y recompensado con un nuevo César. Animado por este reconocimiento público, Niels Arestrup actuó más en el cine y ganó un César por su papel de jefe de gabinete en el “Quai d’Orsay” en 2013, una feliz incursión en la comedia. Por último, Niels Arestrup fue el presidente Laugier en la serie “Baron Noir”, síntesis de sus papeles de hombres de poder, misteriosos, ambiguos en cuyos ojos claros emerge una violencia contenida. Niels Arestrup siempre se mantuvo fiel al teatro, y también estuvo de gira con André Dussollier en “Diplomatie” en 2011, o en dúo con Patrick Chesnais en “Le Souper” en 2015.
El Presidente de la República y su esposa saludan a un gran actor de nuestro tiempo, exigente y popular, figura de nuestro teatro, inolvidable en el cine, guía y modelo para una generación de actores. Envían su más sentido pésame a su esposa, Isabelle Le Nouvel, a su familia y a sus seres queridos.