Las noches están cambiando. Si hace mucho tiempo que no vas allí, las discotecas ya no son esos sótanos de los que rezumaba tabaco frío y vasos derramados, donde sólo las bolas de discoteca aportaban un poco de color. Donde acumulamos mucho dinero por un Cuba Libre malo o una ginebra rancia. Y donde el DJ tocaba éxitos disco de dudoso gusto, tenemos demasiado respeto por el movimiento de caderas de John Travolta como para escuchar mala música disco.
Las noches festivas se transforman. Ya presionados en Nantes por la competencia de los numerosos bares con ambiente que cierran a las 4 de la mañana, los propietarios de los clubes han acelerado el cambio después del período Covid. Una obligación económica para reactivar las pistas de baile que iban acumulando polvo. Las exigencias de los noctámbulos les han empujado a repensar sus establecimientos. Clientes “quiero un espectáculo”, admite Romain Salmon, director artístico de Madrague. Entonces, ¿cuál es la tendencia? “¡Un show en vivo! » Los clubbers quieren energía en el pista de baile. No es del todo nuevo según una de las voces más autorizadas del sector. “Hice esto hace veinte años, ríe Philippe Clément, el capitán que hizo vibrar al Nantes con el LC Club y el Quai West. Pero así es por la noche…