La cantante libanesa Fairouz celebra este jueves su 90 cumpleaños. En las redes sociales, los homenajes celebran a este ícono adorado por todas las generaciones.
Fairouz, última leyenda viva de la canción árabe, celebró el jueves su 90 cumpleaños mientras su país, el Líbano que tanto celebró, está sumido en una guerra mortal entre Hezbolá e Israel.
Los internautas incendiaron Internet difundiendo las canciones de la diva, un raro símbolo de unidad nacional en el país dividido, mientras los medios de comunicación de todas partes le rendían homenaje.
En 2020, el presidente francés Emmanuel Macron, de visita en Beirut, visitó la casa de Fairouz y la condecoró con la Legión de Honor.
“A quien encarna dignamente el alma de esta región, feliz cumpleaños”, escribió el jueves en su cuenta de Instagram.
“La voz de Fairouz es mi país”, escribió el famoso compositor libanés Marcel Khalife en Facebook.
“Te amo, oh Líbano, mi país”
Después de haber actuado durante más de medio siglo desde Beirut a Las Vegas, pasando por París y Londres, la estrella no aparece en público desde hace más de una década.
“Cuando miras el Líbano actual, ves que no se parece en nada al Líbano sobre el que canto”, lamentó la diva en una entrevista con el New York Times en 1999, refiriéndose a décadas de guerra y destrucción.
En el apogeo de la guerra civil, cantó “Te amo, oh Líbano, mi país” (“Bhebbak ya Lebnane”), una canción que se ha vuelto icónica.
Fairouz exaltó su Líbano natal pero también el amor, la libertad y Palestina.
Dio vida a las palabras de grandes poetas árabes -el libanés Gibrane Khalil Gibrane, Saïd Akl o el egipcio Ahmed Chawki-, mientras que sus canciones patrióticas han quedado grabadas en la memoria de los libaneses y del resto del mundo árabe.
Nouhad Haddad, su verdadero nombre, nació en 1934 en una modesta familia cristiana que vivía en el distrito de Zokak el-Blatt, blanco de un ataque israelí el lunes.
Icono de juventud
Enfrentado a la radio, el compositor Halim al-Roumi, impresionado, le puso su apodo.
En la década de 1950, se casó con el compositor Assi Rahbani quien, con su hermano Mansour, revolucionó la canción y la música árabe tradicional mezclando piezas clásicas occidentales, rusas y latinoamericanas con ritmos orientales, con orquestación moderna.
Después de sus primeros conciertos en el Festival Internacional de Baalbeck, en medio de las ruinas de este antiguo lugar libanés cerca del cual caen actualmente bombas israelíes, la carrera de Fairouz despegó.
Adorada por sus mayores, se convirtió en el icono de los jóvenes cuando su hijo Ziad, niño terrible de la música libanesa, le compuso canciones influenciadas por los ritmos del jazz.