Producción emblemática de este inicio de temporada de ópera en la Ópera de Niza Costa Azul, la extremadamente rara Édgar de Giacomo Puccini, segunda obra lírica del compositor cuyo 2024 celebra el centenario de su muerte. Un estreno francés, presentado del 8 al 12 de noviembre (una versión de concierto captada en diciembre de 2002 en Radio France es distribuida por Naïve), cuyo mérito es en primer lugar del director de la institución, el emprendedor Bertrand Rossi, que decidió llevar a en escena la versión original de esta temprana ópera, creada en La Scala de Milán en abril de 1889, cuya partitura fue revisada varias veces antes de condensarse en tres actos.
La plaza de un pueblo mediterráneo, un almendro en flor en el jardín, una larga mesa rústica de madera, la puerta de la iglesia en el patio, paredes torcidas: una decoración única acoge el desarrollo del drama que se desarrolla en el corazón de ‘Edgar, dividido entre sus amor por la angelical y piadosa Fidelia, y su atracción por la fatal y sensual Tigrana, abandonada siendo niña por “Húngaros y moros” y acogida por un hombre del pueblo, Franck, cuya obsesión ella también se convirtió.
El joven con cara de poeta intentó romper con la seductora, pero sólo hizo falta una provocativa canción con letra imprecatoria en este día de Pascua para, ante la violencia hostil de los habitantes del pueblo al salir de la iglesia, decide huir con ella, no sin haber herido a su rival en un duelo a cuchillo y destruido por el fuego la casa de su padre.
Dividido entre carne y espíritu
La puesta en escena narrativa de Nicola Raab, como era de esperar, sirve a la sinuosa trama inspirada en el poema de Alfred de Musset, La copa y los labiosque habla de caída (libertinaje y lujuria) y luego redención. Dividido entre carne y espíritu, cielo y tierra, amor profano y amor sagrado, “entre el Fausto de Goethe y el Tannhäuser de Wagner”, especifica el dramaturgo musicólogo Jean-Jacques Groleau, en el interesante programa de la sala, el viaje del héroe, de la oscuridad a la luz, expone dos estereotipos femeninos polares opuestos: posesividad y transgresión por un lado, sacrificio y perdón por el otro.
Cansado de su vida decadente, Edgar se alistó en una tropa de soldados (entre ellos, su antiguo adversario, Franck, hermano de Fidelia). Su anunciada muerte en combate (acompañada de un falso funeral y un retiro del mundo bajo el hábito monástico), su confesión pública expiatoria como pecador arrepentido, revelarán la codicia de Tigrana y el profundo apego de Fidelia, sola por defender su memoria. mientras la multitud quiere entregar su cuerpo a los cuervos. Las dos mujeres, sin embargo, pagarán un alto precio: una será apuñalada el día de su boda por la segunda, que será ejecutada por la turba.
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