Disponible en Apple TV+, el último episodio del thriller de Alfonso Cuarón dirigido por Cate Blanchett lo pone todo patas arriba… y divide a los periodistas de “Télérama”. Advertencia, spoilers.
Por Pierre Langlais y Caroline Veunac
Publicado el 10 de noviembre de 2024 a las 19:00 horas.
doAlgunas películas, algunas series, sólo cobran todo su significado en sus momentos finales. Este es el caso de Descargo de responsabilidad, miniserie de Alfonso Cuarón, adaptada de la novela Reveló, por Renee Knight (ed. Fleuve, 2015). Después de seis episodios de suspense tortuoso, contados con voz en off, este thriller íntimo se cierra con un punto de vista invertido: su heroína Catherine Ravenscroft (Cate Blanchett) finalmente habla. Y entendemos que todo lo que hemos aprendido hasta ahora sobre su pasado, la imagen que nos da de una mujer poderosa pero egoísta, no es la realidad… ¿Grande o decepcionante? Nuestros periodistas están divididos.
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DERRAMAR
Lo que interesa aquí a Alfonso Cuarón es la mirada del espectador. Durante seis episodios juega con nuestra percepción. Alternativamente fascinados por imágenes sublimes, perturbados por elecciones estéticas excesivas y desestabilizados por cambios de tono de la historia, olvidamos considerar lo esencial: ¿qué historia nos cuentan y quién nos la cuenta? No somos lo suficientemente cautelosos con las cambiantes voces en off, que juzgan duramente a Catherine; después de todo, la interpreta una Cate Blanchett todavía envuelta en la frialdad de su personaje de Depósito. Sentimos una sensación de malestar ante esta extraña historia, pero sólo a medida que nos acercamos a su conclusión se nos aparece la verdad: la víctima fue Catherine. No dejó morir a su joven amante, fue violada por un extraño. A la luz de esta revelación, volvemos a pensar en las imágenes tan poderosas, en lo que no hemos visto ni oído. Descargo de responsabilidad destaca como una especie de sexto sentido post-#MeToo, una experiencia que sacude y empuja a cada espectador a cuestionar su mirada. —PL
CONTRA
Ahora que Descargo de responsabilidad Se acabó, podemos decirlo: puesto en orden, la historia que nos han infligido durante siete horas no tiene ningún significado, ni fáctico ni psicológico. Incluso admitiendo que el amor maternal desafía lo imposible, ¿cómo pudo Nancy, la autora de la novela difamatoria, reconstruir con tanta precisión (excepto el punto de vista) acontecimientos que no presenció? E incluso sabiendo que varios maridos amables se comportan de manera muy decepcionante en tiempos de turbulencia, ¿cómo puede Robert caer tan instantánea y miserablemente en la trampa? La respuesta es que estos personajes no lo son, movidos como peones en una pomposa demostración, disfrazados de comedia humana con muchas voces en off, travellings y fundidos en negro. Admiramos a Cuarón, pero aquí su maestría se convierte en el encubrimiento de una televisión sobreproducida, que confunde prestigio y calidad, y navega perezosamente sobre la época. El giro final no arroja luz sobre nada: incluso rebobinando, esta gloubi-boulga que amasa la crítica del cancelar la cultura y la denuncia del descrédito y silenciamiento de las mujeres sigue siendo totalmente incoherente. — CV