Con su buena cara y su mirada sacada del universo manga, Luce se ha convertido en la mascota oficial del Vaticano para el Jubileo 2025, celebrando el Año Santo. No sólo no existe un acuerdo unánime sobre la imagen del personaje, sino que los compromisos de su creador, el artista italiano Simone Legno, y algunas de sus creaciones ofenden la sensibilidad de los católicos. Entre los detractores de Luce, “luz” en latín, hay quienes creen que se trata de una representación demasiado alejada de las tradiciones cristianas, precisa RTL.
La niña vestida con un impermeable amarillo y botas embarradas representa, sin embargo, una peregrina moderna. Sus ojos en forma de vieira son una referencia directa a Santiago de Compostela. Luce también lleva una cruz misionera alrededor de su cuello. Un editorialista de La Repubblica ve en Luce una “producto de comercialización” más que un símbolo espiritual. Opinión compartida por el sitio Fanpage que deplora la falta de profundidad religiosa.
“Cuestiones fundamentales sobre la identidad de la Iglesia”
En Francia, Christian Tribune habría preferido que la Iglesia volviera a centrarse en figuras que encarnan verdaderamente los valores cristianos, en lugar de optar por símbolos que pudieran provocar burlas. Los medios católicos hablan de “marketing wokista, en detrimento de [la] misión sagrada” de la Santa Sede. “Esta preocupante elección plantea cuestiones fundamentales sobre la identidad de la Iglesia y cómo se adapta a un mundo que rechaza sus valores”continúa.
Para otros, el problema no es tanto la apariencia de la mascota del Vaticano sino su creador. El Vaticano confió el diseño de Luce a Tokidoki, empresa especializada en productos inspirados en la cultura japonesa. Fue fundada por Simone Legno, una artista italiana. A los 47 años, creció en Roma en una familia católica. En su cuenta de Instagram escribe: “Aprendí los principios de una fe basada en la generosidad y el respeto por los demás. En mi trabajo, tengo la oportunidad de relacionarme con muchas culturas del mundo, buscando constantemente un lenguaje contemporáneo y universal que me esfuerzo por introducir en mis composiciones”.
Pero algunos católicos ven con malos ojos sus compromisos con la comunidad LGBT+. Otros no se lo toman con calma porque saben que el artista ha firmado vibradores, incluido uno con la imagen del diablo, informa Le Progrès.