“La ropa requiere la participación de todos los sentidos”

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Andrew Bolton, en Nueva York, 8 de noviembre de 2023. IMÁGENES DIA DIPASUPIL/ETTY VÍA AFP

Con su alfombra roja repleta de estrellas con trajes improbables, la Met Gala tiende a eclipsar la exposición de moda que, sin embargo, sirve para financiar. Esta edición de 2024, que tuvo lugar en Nueva York el pasado 6 de mayo, no fue la excepción. Pero sería una pena perderse la exposición “Bellezas durmientes: Reawakening Fashion”, que se inaugura el 10 de mayo en el Museo Metropolitano de Arte (Met), porque pretende mostrar la prenda como nunca la hemos visto en el museo: vivo.

El recorrido del visitante ha sido diseñado como una serie de nichos donde se escucha, se respira, se siente, se observa la vestimenta; la naturaleza sirve como hilo conductor, como metáfora de la fragilidad, lo efímero y cíclico de la moda. Vestidos estropeados, a veces centenarios, se enfrentan a creaciones mucho más modernas. Nos topamos con una chaqueta de flores de 1615, un vestido de Christian Dior bordado con pétalos, una pieza drapeada de Iris van Herpen que evoca las alas de una mariposa o un tocado de Philip Treacy con forma de rosa invertida. La tecnología y el trabajo de los investigadores nos permiten cada vez comprender mejor la vestimenta. Andrew Bolton, comisario de la exposición y comisario del Costume Institute, el departamento de moda del Met, explica este ambicioso proyecto.

¿Cómo definiste el tema de la exposición?

La idea se me ocurrió durante la exposición sobre Karl Lagerfeld. [présentée au Met au printemps 2023] : una niña de 6 o 7 años preguntó a un cuidador qué pasaría si tocara un abrigo de piel que decía “no tocar”. En respuesta, acercó su mano a la prenda y una estridente alarma comenzó a sonar. Me hizo pensar: las reglas que rigen un museo son muy frustrantes, para la niña, para los adultos y para mí también. Cuando una prenda de vestir entra en la colección de un museo, su estatus cambia por completo, se convierte en un objeto de arte que ya no se puede tocar ni manipular. Se muestra detrás de una ventana, en la oscuridad. El único sentido que queda para apreciarlo es la vista.

¿Y es insuficiente?

La prenda está diseñada para ser usada en tres dimensiones, para ser vista en movimiento, para ser escuchada, para ser sentida. Aparte del gusto, requiere la participación de todos los sentidos, a diferencia de la pintura o la música. El punto de partida de esta exposición fue reducir la brecha entre las reglas del museo que limitan su apreciación a la vista y la necesidad de apelar a los demás sentidos.

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