Su mente penetrante, su vibración profunda rodearon cada encuentro, incluso fugaz, con Dominique Dupuy de una tensión eléctrica. Libre y aventurero, el artista y coreógrafo, líder de la danza moderna y contemporánea, tan presente como activista en las oficinas de las instituciones, falleció el miércoles 1.ejem Mayo en su casa de París. Un año y medio después de la desaparición, en septiembre de 2022, de Françoise Dupuy, su esposa y cómplice creativa, este hombre de temperamento fuerte se ha desvanecido.
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Dominique Dupuy nació como Jean-Dominique Dupuy el 31 de octubre de 1930 en París. Curioso, codicioso, ambicioso, habiendo aprendido ballet, acrobacia y teatro, trabajó con el coreógrafo alemán afincado en Francia Jean Weidt (1904-1988) a finales de los años 40 para la obra Célula, donde conoce a la mujer con la que se casará. En 2005, en el Théâtre de Chaillot, en París, rindió homenaje a Weidt y a la expresiva danza alemana en el espectáculo armas de destrucción masivaque recogió el soberbio Viejos, viejos hierros, diseñado en 1929 por Weidt.
Este amoroso cuidado de la historia y de su transmisión drena toda la vida de Dominique Dupuy. Desde su primera compañía, Françoise et Dominique, que actuó en cabarets a partir de los años 1950, hasta los Ballets Modernes de París, fundados en 1955, desde el festival Baux-de-Provence, que creó en 1962, hasta el Ministerio de Cultura, donde Fue inspector de danza de 1989 a 1991, Dominique Dupuy revisa sin cesar su trabajo sobre la profesión.
Un programador astuto
En el libro Un baile en el trabajo, por Dominique y Françoise Dupuy (Coedición Centro Nacional de Danza – Escena Nacional de La Roche-sur-Yon, 2001), la pionera estadounidense Anna Halprin (1920-2021) subraya el papel de la pareja en la introducción: “Su determinación, desde los años 1940, de cambiar el arte de la danza. (…) testigo[e] de su verdadera naturaleza como artistas iconoclastas. Para afrontar este desafío a largo plazo de trabajar contra la corriente cultural, tuvieron que superarse a sí mismos y asumir muchos roles. (…) Se han convertido en artistas, educadores, profesores, escritores, directores, coreógrafos, organizadores, políticos y activistas. »
Dominique Dupuy, apasionado programador, presentó por primera vez a la coreógrafa estadounidense Merce Cunningham (1919-2009) en 1962 en el Théâtre de l’Est de París. Profesor, en 1969 creó el centro de formación de los Encuentros Internacionales de Danza Contemporánea (RIDC) e impartió cursos, en particular, en el Centro Nacional de Danza Contemporánea de Angers. Aquí trabajó con él la coreógrafa Amala Dianor en 2001. “A mí, que vengo del hip-hop y cuyo movimiento era demostrativo y musculoso, me enseñó a encontrar otra densidad en el gesto, a mover el aire, como él decía, con la misma intensidad física pero con una conciencia plena de lo que es. siendo puesto a trabajar”resume Dianor.
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