Publicación literaria KS. Ep 23. “El bastión de las lágrimas”, de Abdellah Taïa, o la infancia robada

Publicación literaria KS. Ep 23. “El bastión de las lágrimas”, de Abdellah Taïa, o la infancia robada
Publicación literaria KS. Ep 23. “El bastión de las lágrimas”, de Abdellah Taïa, o la infancia robada
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El regreso de Youssef, el narrador, a los lugares de su infancia en Hay Essalam, en Salé, para vender el pequeño apartamento que le dejó su madre al morir, desencadena una avalancha de recuerdos enterrados. Es en este contexto que se entera de la muerte de su primer amor, Najib, el oueld nass homosexual que se convirtió en narcotraficante, hecho que lo sumió en una melancolía abismal. Salé se transforma entonces para Youssef en un lugar de memoria errante, cargado de silencios cómplices, violencia silenciosa y recuerdos de sus extrañas seis hermanas, de una madre posesiva y cruel, así como del barrio rojo donde tuvo una serie de aventuras con hombres hipócritas. .

La ciudad se convierte en un receptáculo de sus emociones, oscilando entre el amor y el odio. En un arrebato de cariño, escribió: “Salado, el fuego permanente. Salado que mata. Salado sin corazón. Mi Sal que amo a pesar de todo. A pesar de mí mismo. Fuerte. Tan fuerte. Salado en sangre. En la piel. En las entrañas. alma de mi alma“. Estas palabras resuenan con una intensidad conmovedora, revelando la complejidad de su conexión con esta ciudad que, si bien es el escenario de su sufrimiento, es también el lugar de sus raíces. Salé encarna así una paradoja: es a la vez una fuente de dolor y apego, un espacio donde el pasado y el presente chocan, donde los recuerdos se mezclan con la identidad, dando forma a un legado que lo persigue y lo define.

Un viaje interior para la redención

En el centro de esta novela, el protagonista se embarca en una profunda búsqueda para comprender su identidad y su lugar dentro de la sociedad marroquí. Su viaje se convierte entonces en un pretexto para ajustar cuentas con sus hermanas, a las que describe con sorprendente agudeza: “Mis hermanas sabían de mí. Conocían los horrores y las violaciones a las que fui sometida tan pronto como puse un pie fuera de casa. No hicieron nada para protegerme, no, nada. Pero al menos no me juzgaron. Estaban conmigo en esto: la homosexualidad. Yo era su homosexual, para mis hermanas. Extraño. Extraño. Divertido. Afeminado».

Estas palabras resuenan como un grito de desesperación mezclado con un inquietante reconocimiento de su estatus. El protagonista navega entre el dolor y la aceptación, buscando un espacio donde pueda ser auténtico sin miedo a ser juzgado. Esta ambivalencia subraya la complejidad de sus relaciones familiares, donde el amor se codea con el dolor y donde la aceptación se mezcla con la ansiedad. Así, su búsqueda no es sólo la de sí misma, sino también una necesidad urgente de restablecer vínculos, de comprender el silencio cómplice de sus hermanas ante su sufrimiento, de encontrar una forma de reconciliación con un pasado marcado por la violencia y la indiferencia.

La violencia, expresada de manera cruda e inmediata, se mezcla con el afecto que Youssef tiene hacia su familia, una tensión que cuestiona como un leitmotiv a lo largo de su libro de confesiones: “¿Deberíamos perdonarlos?» Esta búsqueda del perdón, que él considera una necesidad, debe llegar a buen término, porque “es hora de lavar nuestros corazones, de purificarlos. Inténtalo, al menos.» Esta aspiración de misericordia, que lucha por expresar hacia su familia desde hace dos décadas, lo consume y lo transforma en un personaje que vaga por la existencia, atrapado en un torbellino de arrepentimientos y desesperación.

La confrontación del narrador con las sombras de su pasado se convierte entonces en un proceso catártico, que le permite enfrentarse a sus demonios internos. Este encuentro cara a cara con sus recuerdos le permite sacar a relucir un rico material literario, nutrido de dolorosas represiones donde se mezclan fragmentos biográficos reales y alucinaciones poéticas. En esta alquimia, Youssef descubre que la escritura puede convertirse en un espacio de reconciliación, una manera de restablecer el vínculo con la propia historia y, quizás, una manera de encontrar la paz interior.

Temas de sexualidad y exilio

Uno de los aspectos más llamativos de este “Bastión de las Lágrimas” es la exploración de la homosexualidad, en un contexto cultural a menudo hostil y represivo. Abdellah Taïa es un activista de esta causa y fue el primer escritor en Marruecos, junto con el misterioso autor Rachid O., que abordó este tema con honestidad en los años 2000, sin miedo a exponer el dolor que lo acompaña. Escribe, por ejemplo: “Amar a un hombre en este país es un acto de rebelión.».

El exilio, tanto físico como emocional, constituye otro tema central de la novela. El protagonista se encuentra a menudo dividido entre su apego a Marruecos y la necesidad de huir de un entorno que no le acepta. Esta lucha interna crea un sentimiento de alienación que se manifiesta a través de sus interacciones y recuerdos. Taïa describe esta separación en su héroe Youssef con conmovedora melancolía: “Las hermanas abren los brazos, extienden las manos. Nos abrazamos todos, fuerte. Todos lloramos en voz alta. Y nos despedimos. Los tres días pasaron muy rápido. Ahora, cada uno debe volver a su vida, a otro lugar, a su soledad, a su tierra de nadie.».

Dolor de la separación, pero también precariedad de las relaciones humanas, en una tierra de nadie, una zona de incertidumbre y desesperación, un espacio donde todos se encuentran aislados, a pesar de las conexiones humanas. Esta dinámica compleja entre la necesidad de pertenecer y la realidad del exilio crea una imagen de la condición humana, profundamente universal y personal.

Dolor y esperanza en Borj Adoumoue

El título de esta novela evoca la fortaleza que rodea la medina de Salé: Borj Adoumoue (Bastión de las Lágrimas), llamado así en 1260 tras un trágico acontecimiento en la historia de la ciudad. Ese día, 37 buques de guerra españoles tomaron por sorpresa la localidad de Bouregreg, el día del Eid Al Fitr. Llevaron a cabo una cruel masacre, capturando a un gran número de sus habitantes. Los que se quedaron en Salé esperaron años su improbable regreso, dejando atrás recuerdos dolorosos y una gran ausencia.

Youssef, el protagonista, se identifica profundamente con esta leyenda, que se convierte en una parábola de su propio desamor como exiliado: “La historia de la ciudad de Salé quedará marcada en lo sucesivo por este acontecimiento. Por este ritual. A través de este cara a cara cotidiano con la ausencia. Un monólogo diario frente al mar. Los Slaouis demacrados y un poco locos, que pasean por la playa, que conversan, que se consuelan y se separan.“. A través de esta introspección, ilustra la forma en que la memoria colectiva da forma a la identidad individual, haciendo que cada habitante cargue con un legado de dolor y resiliencia. Esta doble realidad, la de una fortaleza erigida contra ataques externos y la de un corazón herido por la separación, impregna la historia donde el dolor es parte integral de la identidad de sus personajes. Al final de la novela, Abdellah Taïa sugiere que incluso dentro del dolor hay espacios de luz. La búsqueda de uno mismo es un camino lleno de obstáculos, pero también de descubrimientos.

Abdellah Taïa, que acaba de recibir el Premio de la Lengua Francesa por el conjunto de su obra, compite con esta última novela por numerosos premios literarios (Premio Goncourt, Prix Médicis y Prix Décembre). Su obra sigue siendo una contribución esencial a la literatura marroquí contemporánea y a la comprensión de los desafíos que enfrentan quienes viven al margen de la sociedad.

“El bastión de las lágrimas”, de Abdellah Taïa. 224 páginas. Éditions Julliard, 2024. Precio público: 125 DH.

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