El gran encargo, un soplo de aire fresco y orgullo para los fotoperiodistas

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Kévin es techador en formación y le gusta subir a los tejados. Desde allí arriba contempla su ciudad. Él la adora. La pasajera es Lucy. El pequeño vecino de atrás se parece un poco a su hijo. Durante las vacaciones lo llevan a todas partes. Son como una familia, es gracioso. Sin embargo, Kevin nunca se casará. Fotografía extraída de la serie “Es hermoso sólo un día enamorado”, de Stéphanie Lacombe. STÉPHANIE LACOMBE/GRANDE COMMANDE FOTOPERIODISMO

En las paredes de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), Francia muestra un rostro cuanto menos ecléctico: una exposición fluvial y laberíntica, titulada “Francia bajo sus ojos”, presenta cerca de 500 imágenes, firmadas por 200 fotógrafos que viajaron a lo largo y ancho de Francia, incluso hasta sus confines de ultramar. Los autores, famosos o poco conocidos, son los ganadores de un importante pedido nacional lanzado tras la pandemia de Covid-19 para ayudar a los fotoperiodistas afectados por el repentino cese de su actividad.

Con un presupuesto récord de 5,46 millones de euros y un número impresionante de becarios, la empresa titulada “Radioscopia de Francia: perspectivas sobre un país golpeado por la crisis sanitaria”, Y gestionado por la Biblioteca Nacional, fue “a una escala completamente sin precedentes”, subraya Héloïse Conesa, conservadora del BNF. Con su colega Emmanuelle Hascoët, ha dedicado los últimos cuatro intensos años al seguimiento de fotógrafos y proyectos, seleccionados por dos jurados sucesivos. Las cifras son vertiginosas: cerca de 1.500 fotógrafos se habían presentado, con una beca, un informe de siete meses y la perspectiva de ver diez impresiones, presentadas en un sitio específico, integradas permanentemente en las colecciones nacionales.

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El importe excepcional de la subvención (22.000 euros para cada fotógrafo, para gastar libremente) fue percibido por los interesados ​​como un soplo de aire fresco financiero. “El problema era, ante todo, hacerles comer, resume Marion Hislen, ex delegada de fotografía en la dirección general de creación artística del Ministerio de Cultura, a iniciativa del proyecto. En comparación con los grandes encargos históricos del pasado, preferimos tener muchos más ganadores y menos tiempo para los proyectos. Porque, después del Covid, hubo pánico entre los fotoperiodistas. »

“Un don excepcional”

La fotógrafa documental Lizzie Sadin, especializada en trabajos de larga duración sobre abusos contra los derechos humanos, confirma que durante la pandemia, para ella, “Profesionalmente, todo se detuvo: no más trabajo, no más ingresos”. Gracias a la beca, formó pareja con la documentalista Juliette Subra para profundizar en el difícil tema de la violencia doméstica, un fenómeno que explotó durante el confinamiento. “Esta subvención me permitió comprar un dispositivo más silencioso”saluda la fotógrafa, que lamenta que la suma esté sujeta a impuestos, a diferencia de otros premios que ha recibido por su trabajo.

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