¿Te encanta despertarte al amanecer y afrontar el día mientras contemplas el amanecer? ¿O por el contrario te resulta difícil conciliar el sueño antes de la una de la madrugada, a veces más tarde? No tiene nada que ver con los hábitos, buenos o malos. Es solo una cuestión de genes porque está anclado en nosotros. Esta tipología es fruto de la genética, nacemos así… pero esta tipología va cambiando con la edad. Los adolescentes tienden a acostarse tarde y prefieren dormir hasta tarde. Mientras que las personas mayores se cansan al final del día y les gusta acostarse temprano”. Según el Dr. Marc Rey, neurólogo, todo sería, por tanto, una cuestión de programación.
Los riesgos de ir contra tu ritmo natural
Mientras que algunos son capaces de retrasar la alarma lo máximo posible antes de emerger, otros inician sus actividades al amanecer, para caer en los brazos de Morfeo alrededor de las 22 horas. Desgraciadamente, sucede que las limitaciones de la vida cotidiana llegan a perturbar nuestros propios ritmos biológicos. Un panadero no tiene por qué ser un noctámbulo, sino que está casi obligado a madrugar. En general, las personas que se ven obligadas a levantarse temprano cada mañana para ir a trabajar deben contrarrestar de algún modo sus predisposiciones naturales para adaptarse. “, subraya el neurólogo. Sin embargo, al ir contra el propio ritmo, a veces uno se expone a riesgos. (…)
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