Se sigue hablando del Montreal Canadiens Country Club, expresión que se ha hecho famosa para describir el ambiente permisivo que reina en torno al equipo.
Esta gestión demasiado indulgente de Martin St-Louis, a menudo calificado de “jugadores profesionales”, parece haber alcanzado un nuevo pico de frustración.
Y entre los jugadores que podrían despuntar pronto: Patrik Laine, cuya sonrisa se apaga un poco más con cada partido.
Patrik Laine no es ajeno a las frustraciones de su papel en un equipo. En Winnipeg, se enfurruñó abiertamente cuando lo relegaron a la segunda línea, creyendo que su lugar natural era junto a los mejores jugadores.
En Columbus la historia se repitió: Laine se tomó muy mal el hecho de no aparecer sistemáticamente en la primera línea.
Hoy en Montreal, el extremo finlandés podría volver a explotar. A pesar de sus innegables habilidades ofensivas, Laine parece mal utilizado e infravalorado en un equipo donde las decisiones estratégicas plantean muchas preguntas.
Su ausencia en la primera línea, junto a Nick Suzuki y Cole Caufield, está empezando a convertirse en un importante escollo.
Una de las críticas recurrentes a Martin St-Louis es su actitud indulgente hacia sus jugadores, actitud que alimenta la reputación del Country Club.
Esta permisividad tiene un coste evidente: los Canadiens se encuentran entre los equipos más indisciplinados de la NHL, acumulando penalizaciones y errores sin consecuencias aparentes.
Tomemos el ejemplo reciente de Kirby Dach, quien cometió un costoso penalti contra los New York Rangers, permitiendo a Kaapo Kakko anotar el gol de la victoria.
El pasado sábado, en Winnipeg, Dach lo volvió a hacer con otro costoso penalti. Y, sin embargo, cada vez, el St-Louis defiende a sus jugadores en rueda de prensa:
“Es una pena de agresividad” dijo después de la derrota ante los Jets.
Para analistas como Tony Marinaro, esta indulgencia envía un mensaje equivocado:
“Cuando haya castigos, cuando nadie rinda cuentas y no haya consecuencias, los seguiréis aplicando”criticó Marinaro en TVA Sports.
“En casa o en la escuela, cuando haces cosas que se supone que no debes hacer y no hay consecuencias, sigues haciéndolas. ¡Esto es lo que pasa con los canadienses! »
En este contexto de club de campo, Patrik Laine, jugador conocido por su ego y su deseo de estar en situaciones óptimas, podría perder rápidamente la paciencia.
La falta de estructura y disciplina, combinada con un uso inconsistente, sólo amplifica el malestar.
Laine no ha sido una incorporación estable a la línea superior, una situación que recuerda sus frustraciones pasadas en Winnipeg y Columbus.
“Quiero ver a Patrik Laine en primera línea con Caufield y Suzuki”declaró Jean-Charles Lajoie a TVA Sports.
“Este tipo necesita jugar con los mejores para maximizar su impacto. »
La frustración de Laine es aún más comprensible ya que Martin St-Louis continúa protegiendo a veteranos ineficaces como Josh Anderson, mientras limita el potencial de sus jugadores estrella.
Si la situación no cambia rápidamente, Laine podría explotar, y no sólo en el hielo.
La dirección de St-Louis suscita cada vez más críticas, no sólo por su incapacidad para imponer disciplina, sino también por su falta de visión estratégica.
La noción de “responsabilidad”, un elemento clave en cualquier vestuario de la NHL, parece completamente ausente entre los Canadiens.
En un equipo que busca una identidad, jugadores como Patrik Laine, acostumbrados a un cierto nivel de excelencia, sólo pueden sentirse perdidos e infravalorados.
Patrik Laine es un competidor, un jugador orgulloso que no duda en expresar sus frustraciones cuando las cosas no salen como quiere.
Si Martin St-Louis sigue favoreciendo a sus favoritos y prescindiendo de ciertos jugadores sin integrar plenamente a Laine en las mejores combinaciones ofensivas, el técnico pronto podría tener que gestionar una explosión mediática e interna.
En un mercado tan apasionante y exigente como el de Montreal, un Country Club no tiene cabida.
Los fanáticos, ya frustrados por el decepcionante desempeño del equipo, están comenzando a hacer preguntas: ¿Cuánto falta para que Patrik Laine haga oír su voz?
Y, sobre todo, ¿cuánto tiempo pasará antes de que St. Louis tenga que lidiar con un motín en el vestuario?
La paciencia de Laine se está agotando, al igual que la de los fans.
La pelota está en el tejado del St-Louis, pero ¿está dispuesto el entrenador de Montreal a dejar la comodidad del Country Club para darle a su equipo la intensidad y la dirección que tanto le faltan?
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