La escena se repite incansablemente, como un ritual. Entre la estación de tren de Lausana y los estadios de la ciudad, los aficionados reunidos en procesión pegan numerosas pegatinas con los colores de su club en paradas de autobús, señales de tráfico y farolas. Considerando que se trata de una “flagela” que hay que combatir, el concejal Valéry Beaud (Los Verdes) siguió la marcha de los ultras, durante una reunión entre el SLO y Lucerna. Según sus estimaciones, los seguidores dejan alrededor de 800 pegatinas de desecho, frente a unas 400 pegatinas pegadas en el mobiliario urbano, cuando van a Pontaise. Para La Tuilière, esta cifra ascendería incluso a 600, explica “24 Heures”.
Considerando que se trata de daños materiales, el funcionario electo pidió al Ayuntamiento que sancione a los aficionados, del mismo modo que se aplica a una persona sorprendida tirando basura (multa de 150 francos), o que haga pagar a los clubes. El Ayuntamiento acaba de responderle: no puede hacer ninguna de las dos cosas. “No es posible que los agentes del Servicio de Aseo Urbano giren orden multa, dadas las circunstancias de la procesión”, considera el Ayuntamiento. Tampoco es posible cobrar a terceros por las pérdidas. Sólo el autor del delito, sorprendido en flagrante delito y previa identificación, puede ser multado. El diario Vaudois recuerda también que, a partir de la próxima primavera, los trenes especiales ya no pararán en Lausana. En principio, las procesiones saldrán de Prilly-Malley.
