Las tensiones entre Patrick Roy y el gerente general de los New York Islanders, Lou Lamoriello, han alcanzado un nuevo máximo.
Mientras los isleños atraviesan una temporada desastrosa, Lamoriello concedió una entrevista a Sport-Express en Rusia, donde elogió a Igor Larionov, apodado “el Profesor”, sugiriendo que estaría listo para convertirse en entrenador en jefe de la NHL.
“Creo que podría convertirse en entrenador en jefe de la NHL ahora mismo si quisiera. No lo llamamos Profesor por nada.
Es muy inteligente, tiene un conocimiento excepcional del hockey y le gusta trabajar con gente joven. »
Estas palabras, pronunciadas mientras Patrick Roy ya estaba en el banquillo, parecen más un acto de sabotaje que una simple declaración de admiración.
Para muchos, esta salida pública es una forma indirecta para que Lamoriello indique que está considerando seriamente reemplazar a Roy antes del final de la temporada o este verano.
Desde su llegada en enero de 2024, Patrick Roy nunca ha tenido rienda suelta con los Islanders.
Lou Lamoriello, conocido por su enfoque autoritario, ha sido acusado a menudo de dictar decisiones detrás del banquillo, limitando la capacidad de Roy para liderar como mejor le parezca.
El conflicto entre ambos hombres se hizo público en varias ocasiones:
Roy expresó a medias su descontento con el estado del equipo, llamando indirectamente a la plantilla “envejecida y carente de profundidad”.
Lamoriello, por su parte, nunca ha ocultado su gestión estricta y su falta de paciencia con los entrenadores que no respetan su visión.
Estas tensiones estallaron entre bastidores, con rumores persistentes de desacuerdos sobre el uso de los jugadores y las estrategias generales.
La evocación de Igor Larionov por parte de Lamoriello es cualquier cosa menos trivial. El legendario exjugador, apodado “el Profesor”, se ganó una sólida reputación como entrenador en el KHL con el Torpedo Nizhny Novgorod.
Conocido por su enfoque innovador y su capacidad para desarrollar talentos jóvenes, Larionov parece encajar perfectamente en lo que Lamoriello busca para los Islanders.
En Torpedo, Larionov transformó un equipo modesto en una plantilla competitiva, mientras desarrollaba jugadores como Bogdan Konyushkov, un prospecto de los Canadiens, y Anton Silayev, una selección de primera ronda de los Devils.
Su filosofía de juego centrada en la velocidad, la inteligencia y la creatividad contrasta marcadamente con el estilo rígido y defensivo que a menudo se asocia con los equipos de Lamoriello.
Para Lamoriello, Larionov quizás encarna la oportunidad de un nuevo comienzo, en un momento en el que Patrick Roy está luchando por sacar el máximo provecho de su envejecido y limitado plantel.
Los rumores de despido en torno a Patrick Roy se multiplican y los comentarios de Lamoriello sobre Larionov no hacen más que reforzar esta impresión.
A pesar de todo su carisma e intensidad, Roy está atrapado en un equipo que no tiene la energía ni la profundidad para competir en una liga cada vez más joven y de ritmo rápido.
El récord de los Islanders esta temporada es abrumador.
Tensiones visibles en el banquillo y en los medios, con un entrenador cada vez más frustrado y un director general que no le deja margen de maniobra.
Para muchos, ya no se trata de si Roy será despedido, sino de cuándo. Lamoriello, al ensalzar los méritos de Larionov, parece estar preparando el terreno para un cambio inminente.
En las redes sociales, los fanáticos de los Islanders no tardaron en reaccionar. Mientras algunos apoyan a Patrick Roy, enfatizando que no tiene las herramientas necesarias para tener éxito, otros creen que su comportamiento reciente es inaceptable y que es necesario un cambio.
“Roy nunca tuvo una oportunidad real aquí. Lamoriello lo puso en una situación imposible”escribe un internauta.
“¿Larionov?” Por qué no. Necesitamos un entrenador capaz de desarrollar a los jóvenes, porque Roy no ha hecho nada bueno con este equipo”.dice otro.
Los medios de comunicación se preguntan sobre el momento de esta declaración. Greg Wyshynski de ESPN calificó los comentarios de Lamoriello como “una clara falta de respeto a su actual entrenador”, mientras que Chris Botta afirmó:
“Si Lamoriello quiere a Larionov, al menos debería tener la decencia de agradecerle a Roy antes de elogiar a su sustituto. »
En este punto, parece cada vez más probable que Patrick Roy y Lou Lamoriello estén en desacuerdo.
El director general de 82 años, fiel a su reputación, bien podría pulsar el botón rojo para intentar salvar una campaña ya de por sí desastrosa.
Si Igor Larionov acepta dar el salto a la NHL, representaría una elección audaz para una organización en crisis.
¿Pero será esto suficiente para resolver los problemas estructurales de los isleños? Nada es menos seguro.
Patrick Roy, leyenda viva del hockey, se encuentra en una situación casi insostenible. Atrapado entre las expectativas poco realistas de Lou Lamoriello y las limitaciones de un equipo que envejece, parece destinado a convertirse en el chivo expiatorio de una organización disfuncional.
En cuanto a Lamoriello, al elogiar los méritos de Igor Larionov, envía un mensaje claro: el cambio se avecina.
Pero para los Islanders, este cambio tendrá que ir más allá del puesto de entrenador si quieren encontrar el camino de regreso al éxito.
Mientras tanto, Patrick Roy parece condenado a vivir un final amargo en su viaje a Long Island. A menos que sea él quien acabe derrotando a Lamoriello.
Si el gerente general de los Islanders elogia a Igor Larionov, no es sólo por considerar un sucesor de Patrick Roy.
También es, para muchos observadores, un intento de distraer la atención de los propietarios de los Islanders, quienes bien podrían decidir volver su mirada crítica hacia el propio director general.
Lamoriello, de 82 años, también está en problemas y lo sabe. Las decisiones que tomó a lo largo de los años dejaron a los Islanders en problemas: un equipo envejecido, sin profundidad y una de las peores perspectivas de la NHL.
Si la franquicia está hoy en crisis, Roy no es el único culpable. Por lo tanto, Lamoriello quizás esté jugando su última carta al echarle la culpa a su entrenador.
El despido de Roy podría verse como un intento desesperado de aplacar a los críticos, pero también como una forma de retrasar la inevitable fecha límite para el propio Lamoriello.
Al elogiar a Larionov, Lamoriello sugiere que ya tiene un plan en mente para revivir el equipo. Pero este plan parece insuficiente frente a los profundos problemas estructurales de los isleños.
Mientras tanto, Patrick Roy no es sólo un entrenador frustrado por su falta de autonomía. Sueña con el puesto de director general y eso no es ningún secreto.
Roy, que ya ha expresado su deseo de participar activamente en la construcción de un equipo, no oculta su ambición de convertirse en GM, ya sea en Long Island o en cualquier otro lugar.
Si Lamoriello espera apagar el fuego despidiendo a Roy, podría avivar las llamas. Los rumores de que Roy está listo para suceder a Lamoriello están ganando fuerza, y los fanáticos, hartos del colapso del equipo, bien podrían respaldar esta idea.
Después de todo, Roy, a pesar de sus limitaciones actuales como entrenador, es una figura legendaria que podría ofrecer una visión diferente y nueva energía a una organización en declive.
Lo que está pasando en Long Island va más allá del simple conflicto entre Roy y Lamoriello. Es una lucha de poder dentro de una organización donde los roles se han vuelto borrosos y las responsabilidades nebulosas.
Si Roy termina siendo despedido, eso no resolverá los problemas fundamentales de los isleños. El equipo sigue construido alrededor de veteranos que ya no pueden seguir el ritmo de una liga cada vez más acelerada, y la falta de sucesión en el sistema deja pocas esperanzas para el futuro.
Para Lamoriello, sacrificar a Roy podría ser simplemente una forma de ganar tiempo. Pero para los propietarios de los Islanders, la paciencia tiene límites, y el GM de 82 años podría ser el siguiente en la fila.
El drama que se desarrolla actualmente en Long Island es el símbolo de una organización en caída libre.
Patrick Roy, a pesar de sus esfuerzos, se está convirtiendo en el chivo expiatorio de un problema mucho mayor. Lou Lamoriello, que alguna vez fue el arquitecto de la victoria, ahora es visto como un símbolo del pasado, incapaz de adaptarse a las exigencias modernas de la NHL.
Si despiden a Roy, será un gesto fuerte, pero insuficiente. Los isleños tendrán que mirarse a sí mismos y reconocer que el verdadero cambio debe comenzar desde arriba.
Y esta cumbre es Lamoriello.
Roy sigue soñando con un futuro en el que no sólo sea entrenador, sino también constructor. Quizás en Long Island, quizás en algún otro lugar.
Lo que está claro y claro es que si los propietarios no reaccionan rápidamente, no será sólo Patrick Roy quien abandonará el barco.
Con él se hundirá toda la credibilidad de los isleños.