Si Sébastien Loeb es el especialista que cada año ve problemas mecánicos que le impiden coronarse en el Dakar, en esta tercera etapa, el nueve veces campeón del mundo de rallyes no ha necesitado más que la ayuda de la mala suerte.
Sébastien Loeb, el pescador por excelencia
Para esta tercera etapa entre Bisha y Al-Henakiyah, Sébastien Loeb cruzaba los dedos para que su afición trabajara de principio a fin, a diferencia del domingo pasado. Pero fue necesario un pequeño e inofensivo golpe para casi destruir sus esperanzas de victoria en el Dakar. El francés perdió la parte trasera de su coche y volcó varias veces después de sólo 12 kilómetros de etapa, lo que afortunadamente no fue grave para la tripulación. Este último piensa que ocurre lo mismo con el coche, antes de desilusionarse rápidamente. Es el Dakar que amamos.
“Fue una hemorragia, pero en ángulo, así que me golpeó de lado con la raqueta y salió, eso es todo… Así es” Sébastien Loeb
Si Loeb y Lurquin sólo pierden ocho minutos en el proceso y vuelven a tener esperanzas en la clasificación general, diciéndose que no todo está arruinado, tendrán que volver a parar 50 kilómetros más adelante. Es como ver una antigua carrera de Fórmula Eléctrica con tantas paradas. A Loeb y Lurquin, sin embargo, les hubiera gustado poder cambiar de coche, porque en el suyo tienen que lidiar con un eslabón roto. Tras varias decenas de minutos parado, el francés finalmente pudo salir gracias a la ayuda del otro Dacia de la dupla Cristina Gutiérrez y Pablo Moreno. Pero el daño ya está hecho.
Si Loeb había subido el día anterior al sexto lugar en la clasificación general, a sólo 18 minutos del líder, ahora ocupa el puesto 16 a 1 hora y 14 minutos. Como dicen en la jerga, hay tiempo de verlo venir. Los Dakar se suceden y son parecidos para el francés, y no nos vamos a quejar de ello.