Una vez que Bélgica ganara a Francia, sin duda hubiéramos preferido que no fuera así: los parlamentarios belgas, ya sean federales o regionales, reciben una compensación de salida mucho mayor en nuestro lado de la frontera que en Francia. Compensación pagada, inevitablemente, por el contribuyente medio.
En Bélgica, el cálculo de la indemnización es relativamente sencillo: cuando finaliza su misión política y se ve obligado, voluntariamente o no, a abandonar su escaño parlamentario, el diputado, independientemente del hemiciclo en el que se haya sentado, tiene derecho a una indemnización equivalente a dos meses de salario por año de antigüedad. En resumen: un diputado que lleva 10 años en la Cámara tendrá derecho a 20 meses de indemnización. A nivel federal, el importe bruto mensual de estas indemnizaciones se fija en 10.563 euros. Por sorprendente que parezca, los diputados bruselenses y valones reciben, con 11.508 euros brutos mensuales, más a su salida que los diputados federales.
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