Conmoción cerebral en la vida de Samuel Montembeault: todo se derrumba

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Samuel Montembeault soñó en voz alta.

Y a veces, en el cruel mundo del hockey, soñar puede resultar costoso. El portero de Quebec todavía esperaba, a pesar de las bajas estadísticas, un lugar con el equipo de Canadá para el enfrentamiento de las 4 Naciones.

Pero esta semana, Pierre LeBrun, uno de los conocedores más respetados de la industria, dejó de lado sus ambiciones.

LeBrun fue claro: el portero de los St. Louis Blues, Jordan Binnington, y el campeón de la Copa Stanley, Adin Hill, con los Golden Knights, serán los dos mejores porteros del equipo.

En cuanto a la tercera posición, la habitualmente reservada para quien calentará la grada, Montembeault puede olvidarla.

Sin decirlo explícitamente, LeBrun sugirió que se están considerando otras opciones, enterrando definitivamente las esperanzas de Montembeault.

Logan Thompson, Cam Talbot y Stuart Skinner serían candidatos al tercer puesto de portero.

Para Montembeault, la noticia es un duro golpe. Esto no es sólo una exclusión, es un mensaje mordaz: ni siquiera es lo suficientemente bueno para ocupar una posición simbólica.

Incluso para calentar el banquillo, incluso para estar ahí en caso de lesión, el equipo de Canadá no lo quiere.

Este rechazo duele, sobre todo porque Montembeault había confiado públicamente a Félix Séguin su deseo de defender los colores de Canadá.

Una afirmación que, en un contexto en el que sus actuaciones con los Montreal Canadiens dejaban mucho que desear, fue percibida como una distracción, incluso una prueba de desconexión.

En el hielo, Montembeault simplemente no ha dado sus frutos esta temporada. Con un promedio de goles en contra de 3,08 y un porcentaje de salvamento de .899, se encuentra entre los peores porteros titulares de la NHL.

Estas cifras, combinadas con actuaciones catastróficas, hacen imposible justificar su presencia en una selección nacional.

Mientras tanto, sus competidores brillan. Adin Hill sigue justificando su condición de campeón con actuaciones sólidas, y Jordan Binnington, aunque a veces criticado por su temperamento, sigue siendo una apuesta segura en los momentos cruciales.

Ante esta competencia, Montembeault simplemente no tiene el nivel.

Pero el problema de Montembeault va más allá de las estadísticas. Se trata de confianza, y ahí es donde todo se desmorona.

El equipo de Canadá, al igual que los Montreal Canadiens, simplemente no parece creer en sí mismo.

Esta falta de fe se ha manifestado en varias ocasiones. Ya sea el marcado interés de Kent Hughes en Yaroslav Askarov este verano o el ascenso de porteros jóvenes como Jakub Dobes y Jacob Fowler, todo indica que Montembeault no se ve como una solución a largo plazo.

Incluso la afición, que desde hace tiempo apoya al portero de Bécancour, empieza a perder la paciencia.

Los errores repetidos, la falta de coherencia y, ahora, esta exclusión del equipo de Canadá se suman a un sentimiento creciente de desilusión.

La decisión del equipo de Canadá podría tener repercusiones mucho más allá del torneo de las 4 Naciones. Para Montembeault, es una confirmación pública de que no se le considera un portero de élite, ni siquiera un prospecto creíble a este nivel.

Esta percepción podría influir en su futuro en la NHL, especialmente en Montreal, donde se multiplican los rumores de sustitución.

Con Jakub Dobes actuando en Laval y Jacob Fowler impresionando en Boston College, Montembeault pronto podría perder su puesto con los Canadiens.

Este rechazo por parte del equipo de Canadá podría ser el comienzo de un efecto dominó que acabaría con su paso por los Habs.

Lo que hace que esta situación sea aún más amarga es que la posición de tercer portero del equipo de Canadá parecía hecha a medida para Montembeault.

Con una escasez de grandes nombres como Martin Brodeur, Roberto Luongo o Carey Price, este papel podría haber sido una oportunidad para redimirse, llamar la atención y recuperar algo de confianza.

Pero en cambio, el equipo de Canadá le dio la espalda a Montembeault. Esta elección, aunque brutal, refleja una realidad ineludible: para representar a tu país hay que ser impecable, y Montembeault, esta temporada, está lejos de serlo.

Para Samuel Montembeault, este rechazo es una lección dolorosa pero necesaria. No basta con soñar, hay que demostrarlo. Y en la NHL, como a nivel internacional, las oportunidades son escasas y valiosas.

Montembeault ahora debe volver a centrarse, no en objetivos lejanos como el equipo de Canadá, sino en su papel con el canadiense.

Una vez más debe convertirse en un portero fiable y consistente, capaz de aguantar a su equipo en tiempos difíciles.

Puede que el cielo se haya caído esta semana, pero aún no todo está perdido. Depende de él levantarse, transformar esta humillación en motivación y demostrar, sobre el hielo, que merece una segunda oportunidad.

Por ahora, sin embargo, la realidad es clara: Samuel Montembeault no es el hombre que esperaba ser. No para el equipo de Canadá. No para los Montreal Canadiens. Y tal vez no para la NHL.

El mensaje es brutal, pero también justo.

Depende de Montembeault demostrar que puede cambiar esta narrativa.

Pero hoy debe enfrentar una verdad despiadada: ha sido juzgado y encontrado deficiente.

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