El domingo por la mañana, los St. Louis Blues dieron un duro golpe al anunciar la contratación de Jim Montgomery como nuevo entrenador en jefe por un contrato de cinco años.
Montgomery reemplaza a Drew Bannister, quien fue despedido después de un comienzo de temporada horrible.
Esta decisión, aplaudida por varios analistas, provocó un auténtico terremoto en Montreal, donde la afición del canadiense no pudo digerir que su equipo había “dejado escapar” a quien veían como el salvador ideal.
La CH, inmersa en una laboriosa reconstrucción y plagada de actuaciones irregulares, ve ahora cómo su entrenador, Martin St-Louis, se convierte en blanco de duras críticas. Las redes sociales están en llamas:
“Los azules toman decisiones para ganar, el CH prefiere seguir siendo un club de campo”, proclama un internauta enojado.
“Hughes se niega a despedir a su amigo St-Louis y nosotros, los aficionados, pagamos el precio”escribe otro.
La contratación de Montgomery por parte de los Blues es vista como una afrenta por muchos aficionados canadienses, que critican a la dirección por su falta de visión y valentía.
Martin St-Louis, aunque carismático y percibido inicialmente como un soplo de aire fresco, es cada vez más criticado por su deficiente sistema defensivo, su falta de experiencia y su cuestionable gestión de los jóvenes talentos.
Para muchos, Jim Montgomery fue la solución perfecta para darle la vuelta al canadiense.
Originario de Montreal.
Perfectamente bilingüe, habría comprendido las exigencias únicas del mercado de Montreal.
Un entrenador experimentado y respetado.
Ganador del Trofeo Jack Adams en 2022, Montgomery es reconocido por su capacidad para maximizar el potencial de sus jugadores, incluso en contextos difíciles.
Hay que creer que la amistad entre Hughes y St-Louis era más fuerte que la razón.
Algunos creen que Hughes prefirió proteger a su amigo, un gesto considerado vergonzoso en un mercado tan exigente como el de Montreal.
La lealtad a St. Louis se está volviendo ridícula.
Es posible que Hughes haya considerado prematuro despedir a un entrenador que aún se encuentra en medio de una fase de reconstrucción, incluso si los resultados tardan en llegar.
Pero en realidad, protegió… a un amigo.
Los azules no dudaron.
Insatisfechos con el liderazgo de Drew Bannister, tomaron una decisión audaz para asegurarse los servicios de un entrenador de calibre de élite.
Esta proactividad contrasta marcadamente con la situación en Montreal, donde Kent Hughes y Jeff Gorton parecen reacios a actuar a pesar de los decepcionantes resultados del equipo.
Esta expresión aparece a menudo en las críticas de los aficionados: el canadiense se ha convertido en un club de campo, donde la amistad y la comodidad priman sobre el rendimiento.
Muchos critican a Kent Hughes por proteger a Martin St-Louis, un viejo amigo, en detrimento de los intereses del equipo.
No hay presión real sobre St-Louis: A pesar de los repetidos errores, especialmente en la gestión defensiva, St-Louis parece intocable.
Falta de urgencia: Los ‘bleus’ demostraron que estaban dispuestos a actuar rápidamente para mejorar su situación. La CH parece paralizada, incapaz de tomar decisiones valientes.
Los partidarios y analistas ya no se detienen:
“Los Blues se llevan a Montgomery y nosotros nos quedamos con un entrenador de pipí. Bien hecho ! »
“Hughes podría haberle ofrecido a Montgomery este contrato, pero no, prefiere proteger a su ‘hermano’. »
Algunos incluso ven esta decisión como un fracaso estratégico por parte de la dirección de Montreal, que no supo aprovechar una oportunidad única.
Otros, más pesimistas, lo ven como un síntoma de una organización que carece de ambición desde hace varios años.
Con la llegada de Jim Montgomery, los Blues envían un mensaje claro: no se conformarán con la mediocridad.
Drew Bannister, aunque apreciado, no se salvó. Este cambio demuestra que la organización lucha por la excelencia, incluso si eso significa tomar decisiones difíciles.
Para el canadiense, esta comparación es abrumadora. Mientras St. Louis lucha por motivar a sus jugadores e instalar un sistema eficaz, Montgomery aporta a St. Louis experiencia y rigor que podrían transformar a los Blues en serios contendientes en los próximos años.
Para Martin St-Louis, la situación se está volviendo insostenible.
Ahora que Montgomery está fuera de su alcance, las críticas sólo se intensificarán con cada derrota. Si el desempeño del CH no mejora rápidamente, Kent Hughes podría verse obligado a despedir a su amigo para calmar la tormenta.
Mientras tanto, el contraste entre la audacia de los Bleus y el country club del canadiense pone de relieve los profundos problemas de la organización de Montreal.
En un mercado tan acalorado como el de Montreal, las decisiones ejecutivas nunca pasan desapercibidas, y la contratación de Montgomery en St. Louis será recordada durante mucho tiempo como una oportunidad perdida.
Una cosa es segura: a Martin St-Louis le van a volar las orejas hoy.
Jim Montgomery debería ser el entrenador en jefe de los Montreal Canadiens mientras hablamos.
Kent Hughes se arrepentirá…de por vida…