Empleados, residentes, familias, funcionarios electos y residentes comunes esperan la salida de la manifestación, sábado 23 de noviembre de 2024. Tras ellos: la residencia de ancianos Paradis, que cerrará en unas semanas. “El cierre estaba previsto para julio, pero ahora nos lo dicen a finales de enero”declara el alcalde Michel Patry. Para la asamblea, es un nuevo golpe.
La muerte de la comunidad.
Mientras la procesión arranca, dos figuras vestidas de blanco saludan a lo lejos. “Les hubiera gustado venir”confiesa una cuidadora, saludando por turno a sus compañeros. No tuvieron más remedio que quedarse en la residencia de ancianos para cuidar a los residentes. Sin embargo, cada uno de ellos comparte los resentimientos expresados en esta manifestación. En una pancarta podemos leer “Ehpad de luto”dibujado en rojo sangre.
A través de los sonidos de ollas y canciones revolucionarias españolas reescritas para el contexto, la tristeza y la desolación son ensordecedoras. Porque si los 66 empleados y residentes están preocupados por su futuro, cientos de otros residentes están preocupados por el futuro de esta ciudad de 11.000 habitantes, de la cual la residencia de ancianos era el corazón.
“No toques mi paraíso”. Con un cartel pegado en el corazón, Antoine no conoce a nadie en esta residencia de ancianos y, sin embargo… Desfila a través del frío con cara abatida. “Si tocamos esta casa de retiro, mataremos a todo Tennie”.se lamenta. Enumera: residentes, familias, niños, escuelas… “No quiero ni imaginar lo que sucederá después”.susurra. Piensa en personas, como Fabienne, que trabaja en la residencia de ancianos. “Perderé 5.000 euros de facturación a lo largo del año”explica el panadero. Allí entregaba entre diez y doce baguettes al día.
la incomprension
En la procesión estuvieron presentes una decena de funcionarios electos de las comunidades vecinas, también preocupados por el destino de sus residencias de ancianos. “No entendemos” repite el alcalde de Tennie, del que se hace eco Dominique Amiare, alcalde de Cures. “Si este establecimiento está en tan malas condiciones, ¿por qué lo vendemos en lugar de demolerlo?” Aplausos generales. “¿Por qué los residentes siguen ahí?” Todos denuncian una decisión apresurada y sin consulta. Un señor habla: “Ya en 2009 habíamos solicitado trabajo, ¡es grave ver que no se ha hecho nada!” Se veía terminando sus días en esta residencia de ancianos, tan famosa en aquel momento, “el mejor del departamento, decían”.
Michel Patry, el padre del actual alcalde, ve con desesperación que todos sus esfuerzos pronto se reducen a polvo. “Antes era bueno, es una belleza construir este lugar. Ahora lo estamos destruyendo todo. ¿En qué nos convertiremos? ?”, se preocupa. ¿Qué será de los residentes, de los empleados, de los habitantes? ¿Qué será del pueblo? Estas preguntas dan vueltas y vueltas en la mente de todos.