Toupie, como cada año, abrió su temporada en Laborie junto a su maestro Daniel Breil, incondicional de la UAG. Ambos están acostumbrados a la última grada de la grada, donde la mirada del perro puede recorrer todo el campo. Porque esta es su particularidad: Toupie no pierde nada del encuentro, sigue la acción con la mirada y ladra cuando el público se levanta para saludar una prueba de la UAG. Este año en el que el equipo es líder y marca mucho, Toupie está servido. Incluso el paso de un macho bien formado (spaniel, bigle, setter o pequeño modelo de peluche acrílico) no la distrae de su prioridad: el partido, nada más que el partido. Todavía es sensible a la caricia de un seguidor, pero si el pelaje tiembla, los ojos no apartan la vista del campo.
Toupie, un elegante Jack Russell (cruzado) es amigable, incluso afectuoso. Respeta al goleador contrario y no aparece cuando intenta un penalti. Sólo entró una vez al campo, como refuerzo del filial. “Ella se me había escapado, estaba en el pesaje”, dice Daniel como para disculparse. El público aplaudió a Toupie y algunos jugadores de ambos equipos la acariciaron. “Era su día de gloria, pero una vez es suficiente”, coincide Daniel. ¿El comité directivo de la UAG recompensará a Toupie por su diligencia y comportamiento ejemplar al final de la temporada? ¿Laurent Viatge, Dany Delmas, Pascal Cathalo, que siguen el partido a pocos asientos de Toupie, y otros amigos caninos le entregarán un trofeo a la fidelidad y al juego limpio, como el “Hueso de Oro” del club, acompañado de una caja de croquetas? Ella se lo merece. Mientras tanto, recibe su ración de caricias en cada partido, como mascota de la UAG.
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