Después del partido de la Europa League entre Ajax y Maccabi Tel Aviv el 7 de noviembre, estalló la violencia en Ámsterdam. Los aficionados israelíes fueron atacados por hombres en scooters en las calles de la capital, un ataque alimentado por llamamientos antisemitas en las redes sociales. Cinco aficionados del Maccabi fueron hospitalizados brevemente, lo que provocó una ola de indignación internacional. A primera hora de la tarde, los propios aficionados israelíes habían provocado tensiones cantando consignas antiárabes, destrozando un taxi y quemando una bandera palestina en una plaza pública.
La alcaldesa de la ciudad, Femke Halsema, describió la violencia como un “cóctel tóxico de antisemitismo y vandalismo”. Sin embargo, causó controversia al referirse a “pogromos” para describir los ataques. El domingo 17 de noviembre, lamentó su elección de palabras y explicó que quería transmitir el miedo y la tristeza que siente la comunidad judía local. Halsema también denunció la explotación política de sus comentarios, particularmente por parte de funcionarios israelíes.
La controversia se extiende también a los Países Bajos, donde algunos políticos habrían desviado sus declaraciones para estigmatizar a los musulmanes de Amsterdam. La alcaldesa criticó estas reacciones y pidió una mejor gestión de las tensiones sociales en su ciudad y una cooperación constructiva por parte de las autoridades nacionales.
Además, la policía holandesa continúa su investigación y ya ha detenido a nueve personas implicadas en estos actos de violencia. En total, se persigue a 45 sospechosos, cifra que podría aumentar gracias al análisis de los vídeos disponibles. Halsema también pidió investigaciones independientes para comprender los orígenes de estos incidentes.
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