La noticia cae como un rayo en Montreal: el sábado por la tarde, Kent Hughes y Martin St-Louis fueron vistos en un café de Toronto en medio de una reunión secreta con Gérard Gallant, según Georges Laraque.
Este encuentro inesperado tenía un objetivo específico: ofrecerle a Gallant un puesto de asistente en St. Louis.
Un gesto que no deja dudas sobre el deseo de la dirección del CH de reforzar el cuerpo técnico con una presencia experimentada.
Esta maniobra de los dirigentes marca un punto de inflexión para Martin St-Louis. Aquel que debía ser el nuevo dios de la modernidad con su enfoque innovador y su gestión inspirada, hoy se encuentra ante una realidad difícil de aceptar: queremos imponerle un “guía”, un mentor experimentado, alguien uno que podría poner en duda su gestión y sus opciones estratégicas.
La posición de St-Louis se vuelve delicada, sobre todo porque siempre ha mostrado cierto disgusto por trabajar junto a figuras de autoridad que podrían debilitar su poder.
¿Fue solo una reunión para recibir consejos de Gallant? En este escenario, Kent Hughes no habría estado presente.
Para que el gerente general y St. Louis se sentaran con Gallant unas horas antes del partido contra los Maple Leafs, está claro que era para discutir un puesto de asistente.
Para Kent Hughes y Jeff Gorton, claramente ha llegado el momento de enderezar el rumbo y exigir resultados.
El difícil comienzo de temporada del CH, junto con las dificultades del St-Louis para establecer una estructura de juego clara, sin duda empujaron a la dirección a considerar soluciones drásticas.
Y Gallant, con su vasta experiencia detrás del banquillo, su conocimiento del mercado de Montreal y su talento para el juego de poder bien podría representar ese soplo de aire fresco que Hughes y Gorton esperan darle a un equipo en apuros.
La tensión también aumenta para los actuales asistentes del St-Louis, como Trevor Letowski y Stéphane Robidas.
La incorporación de una figura tan carismática y respetada como Galán podría significar el principio del fin para ellos, dejando un clima de incertidumbre dentro de las filas.
Y si Gallant ocupa un lugar destacado, este podría ser el comienzo de una reestructuración completa de la plantilla de Montreal.
Este podría ser el principio del fin… también para Martin St-Louis…
Si la llegada de Gallant se materializa, el St-Louis tendrá que lidiar con un entrenador que también es el favorito de los jugadores. La mera presencia de Gallant podría quebrar rápidamente la autoridad de St-Louis, que no está acostumbrado a tener que compartir las riendas. de poder.
Esta situación de convivencia forzada podría empeorar, sobre todo si el equipo sigue estancado en los últimos puestos de la clasificación.
Para St-Louis, lo que está en juego es inmenso: no sólo tendría que gestionar la presión de los resultados, sino también adaptarse a la presencia de un asistente que bien podría representar una alternativa creíble si la dirección pierde la paciencia.
Para Hughes, esta es una oportunidad para hacer valer su autoridad.
Dejar que St-Louis liderara solo, a pesar de sus decisiones cuestionables, puede haber llegado a sus límites. Ante la creciente frustración de los fanáticos y la urgencia de cambiar el equipo, Hughes y Gorton parecen dispuestos a imponer su visión, incluso si eso significa causar confusión dentro del equipo.
Martin St-Louis, a pesar de su carisma y su capacidad de inspirar, muestra signos de aislamiento y orgullo, quien choca visiblemente con la idea de compartir el poder.
Sin embargo, esta podría ser la clave para salvar su puesto: un asistente experimentado como Gallant podría brindarle la perspectiva crítica necesaria para progresar.
Pero todavía tiene que aceptar este apoyo sin ver su ego sacudido.
¿Es este encuentro en un café de Toronto una prueba de que St. Louis pisoteó su ego?
¿O una prueba de que se le impondrá un entrenador experimentado?
¿Esta iniciativa realmente vino de Hughes, o fue más bien Gorton quien, exasperado por la gestión excesivamente “pro-jugador” de St. Louis, tomó el asunto en sus propias manos?
Hay que recordar que, según Michel Therrien, Gorton estaría cada vez más exasperado por la falta de disciplina y la orientación demasiado suave de la organización bajo la dirección de Hughes y St-Louis.
No hay duda de que la paciencia de Gorton tiene sus límites y que la posición de St. Louis seguramente ha pagado el precio.
Esta reunión con Gallant podría representar, por tanto, una maniobra directa de Gorton para recuperar el control de una organización que se le escapa y reorientar al equipo hacia un enfoque de trabajo digno de la NHL.
Gorton, con su experiencia y su visión de la disciplina, ve sin duda en Gallant el perfil ideal para llenar los huecos de un St-Louis a veces demasiado “amigable” con sus jugadores.
Si Hughes acepta esta elección, probablemente sea cediendo a la presión de su superior, un Gorton que, poco a poco, impone sus propios valores.
La posible llegada de Galán podría marcar así el inicio de una nueva era para el CH, una era en la que los “niños mimados de San Luis” tendrán que dar paso a la disciplina y a la autoridad real.
En cuanto a St-Louis, se encuentra ante un ultimátum evidente: aceptar este apoyo sin quejarse o correr el riesgo de que su posición se debilite aún más.
Si Gallant llega a Montreal, el ego de Martin St-Louis será pisoteado. Y es lo mejor que le pudo pasar.