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El detonante llegó cuando el ganador del Masters 2020 sacaba con 5-4 en el primer set. Ciertamente su eficacia en el servicio se quedó en el vestuario (4 dobles faltas, 52% de las primeras bolas, 25% de los puntos ganados en la segunda), pero su solidez desde la línea de fondo le permitió evitar cualquier amenaza de quiebre antes de este décimo juego. La táctica de amortiguar las pausas de grandes intercambios rítmicos desde la línea de fondo pareció dar sus frutos desgastando a Fritz, que había aparecido sin resorte desde su final en el US Open. Pero sin saber qué mecha explotó en el cerebro del cuarto jugador del mundo, tres nuevos dobletes seguidos ofrecieron el primer set al californiano de 27 años en bandeja.