Vinícius, el extravagante no querido del fútbol de élite contemporáneo

Vinícius, el extravagante no querido del fútbol de élite contemporáneo
Vinícius, el extravagante no querido del fútbol de élite contemporáneo
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El fútbol es un deporte de equipo y ningún jugador puede brillar sin compañeros que acepten el sacrificio de la sombra. Algunos destacan más que otros y no siempre se trata de talento o destreza técnica.

Las primeras estrellas de la historia del fútbol surgieron con las primeras competiciones oficiales. A falta de imágenes y vídeos, estas estrellas se han convertido en leyendas, cuyos nombres y procedencia conocen todos los aficionados al fútbol sin haberlos visto nunca sobre un terreno de juego. En Marruecos, la leyenda absoluta seguirá siendo para siempre Larbi Ben Barek, la encarnación del fútbol de finales de los años 30 y principios de los 40, que tomará el relevo, aprovechando la llegada de la televisión para darse a conocer. Dotado de un talento innegable, una inteligencia notable y un comportamiento ejemplar, conseguirá conquistar el corazón de todos los aficionados al fútbol.

Los contratos publicitarios desarrollaron el estrellato y los medios crearon trofeos para recompensar a los mejores. Al crear el Balón de Oro, los dueños de fútbol francia tenía estilo. Ningún otro medio de comunicación ha podido suplantarlos, y aunque el soporte en papel apenas se vende, sobrevive gracias al prestigio de este trofeo.

Al igual que los Oscar o los César en el ámbito cinematográfico, el Balón de Oro premia al mejor jugador del año, una idea muy irracional: el premio se concede mediante votación según criterios cambiantes, modificados muchas veces desde su creación, con llamados votantes independientes. En general, se trata de corresponsales de la revista en un centenar de países, como ocurre en 2024. Para evitar votaciones fantasiosas, que en el pasado fueron numerosas, fútbol francia impone ahora una lista de nominados de la que se debe extraer para elegir al ganador, una decisión entre otras destinada a reducir las controversias. Sin embargo, no faltaron, lo cual es comprensible, porque incluso cuando un jugador es unánime, siempre habrá manifestantes.

Pelé dominó la historia del fútbol hasta 1986 y la llegada de Maradona. Cruyff, Zico, Platini, Beckenbauer, luego Zidane, Ronaldo y Van Basten dominaron el mundo y su época. Sólo Messi y Cristiano, en un registro más atlético y acorde con los criterios del fútbol moderno, han trascendido su época gracias a una longevidad de 15 años. Respecto al Balón de Oro, no siempre ganan los mejores: Pelé y Maradona nunca lo ganaron; en su época, estaba reservado a los mejores jugadores europeos. Messi, el argentino, lo ha ganado ocho veces, habiendo cambiado el criterio, y Cristiano, cinco veces. Eran lo suficientemente indiscutibles como para facilitar la elección de los votantes, aunque esto no evitó ciertas injusticias en las votaciones. Ribéry, Griezmann, Wesley Sneijder, Lewandowski, Xavi e Iniesta tenían buenas razones para disputar los resultados. Algunos jugadores fueron coronados sin causar gran impresión. ¿Quién recuerda a Florian Albert, Cannavaro o Belanov? Pero un favorito absoluto nunca ha perdido realmente… hasta Vinícius, el no querido del fútbol contemporáneo. Fue Rodri quien ganó el trofeo. El jugador del Manchester City realizó una excelente temporada, la mejor de su carrera; brilló y puede ser visto como el digno sucesor del ex blaugrana Busquets. Se distinguió durante la Eurocopa y fue nombrado mejor jugador de la competición, excepto en la final, donde sólo jugó una mitad, la menos convincente para su selección. Vinícius se perdió la Copa América pero fue decisivo en la semifinal y final de la Liga de Campeones.

Rodri es descrito por periodistas de El equipoempresa matriz de fútbol franciacomo un jugador de juego limpio. Sin embargo, recibió diez tarjetas amarillas por juego peligroso y una tarjeta roja directa por intentar estrangular a un oponente, lo que le valió una suspensión de tres partidos. Vinícius, por su parte, recibió siete tarjetas amarillas por protestar tras agresiones no autorizadas que pusieron en peligro su integridad física. Probablemente los votantes no fueron informados sobre este criterio, ya que al mismo tiempo otorgaron al jugador más vulgar del fútbol, ​​Emiliano Martínez, el premio Yachine al mejor portero del año.

Tampoco recordaron que Vinícius fue el ganador del Premio Sócrates, otorgado por fútbol francia a jugadores comprometidos con causas sociales.

Los detalles de las votaciones no se revelarán hasta el 11 de noviembre, pero las filtraciones indican que el joven brasileño fue especialmente maltratado por periodistas de países menos influyentes en el mundo del fútbol. No importa: la inconsistencia de la clasificación es un desafío. El Real Madrid no se sintió respetado y decidió retirarse de la gala prevista para los jugadores. El club tenía prevista una gran fiesta en París para celebrar a Vinícius. Hubiera sido más prudente esperar al resultado final. Al hacerlo, el club confundió el mensaje y dio una mala imagen. Habría sido más prudente reducir el número de participantes en la delegación que boicotear el evento.

Vinícius es un gran jugador que marcará la historia del fútbol. Vuelve a ser candidato al próximo Balón de Oro, mientras que Rodri, salvo milagro, ya está fuera de juego. El Real Madrid evitó un intento de humillación, al considerar que había intención de dañar al club, pero no a Vinícius, que será blanco de burlas en todos los estadios de España. Los gritos racistas que sufrió habitualmente son reprobables, pero los eslóganes de los ultras del Barça y del Atlético, puestos a prueba el pasado domingo – “Vinícius Ballon de la plage” – no lo son, y serán retomados por los del Valencia y otros. Esto sigue siendo un juego limpio y una forma de desestabilizar al jugador, que moviliza constantemente a dos o tres jugadores de la defensa contraria.

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